Por: Jinre Guevara Díaz. 

Siempre oímos decir que la “bebida nacional del Perú” es el Pisco. No obstante, tengo un sentir algo distinto sobre esta aseveración que pretende identificar a una bebida que represente a todo un país.

Debo decir que el Pisco me parece una bebida deliciosa. La producción de este delicado aguardiente de uva ha tenido sin duda en los últimos años una notoria presencia y variada elaboración de altísima calidad que lo ha posicionado de manera distinguida tanto dentro de nuestro país, como fuera del mismo, entre otros méritos, por aquellos que se han realizado de manera comercial e industrial.

Pero con todo respeto por esta bebida y por los años de presencia que esta tiene en la vida de nuestra patria, siento que no llega a concretar la dimensión histórica y cultural para ser denominada ”la bebida nacional del Perú”, tal como se la ha de calificado en los últimos tiempos, sobretodo desde círculos empresariales y publicitarios.

Creo que la alta denominación de “Bebida Nacional del Perú” es un título que denota mucha importancia, y que por ello, debe reunir además de características agradables, un peso de profundidad histórica de amplia data dentro de las culturas de nuestro país.

De lo expuesto, no tengo ninguna duda que quien reúne los pergaminos histórico-culturales y de presencia constante a lo largo del tiempo para ser denominada como la Bebida Nacional del Perú es nuestra sagrada “Chicha de Qora”. Esta deliciosa bebida con múltiples variantes de preparación a lo largo de nuestro territorio y que tiene al maíz germinado como una constante en su preparación, ha sido testigo de casi todos los acontecimientos y antecedentes culturales de nuestro país que hoy nos maravillan y llenan de orgullo. La Chicha de Qora posee referencias históricas de origen que se remontan hasta las culturas anteriores al imperio incaico y ha sido considerada como una bebida sagrada y oficial dentro de las ceremonias y variadas festividades de nuestros pueblos. Con todo lo que significa la delicada preparación de nuestro delicioso Pisco, este sin embargo, hay que decirlo, remonta sus orígenes hasta finales del Siglo XVI, o sea, una bebida en verdad distinguida, pero muy joven frente a la poderosa presencia cultural de la Chicha de Qora cuyos orígenes y edad cuentan con varios milenios de antigüedad.

Hay que precisar que en el camino de nuestra historia se han ido asimilando a nuestras tradiciones otras bebidas creadas por nuestros pueblos y que forman hoy parte de nuestra cotidianidad y preferencia cultural, como por ejemplo: la “Chicha Morada”, una bebida refrescante producto de esa otra variante maravillosa que la naturaleza nos ha prodigado como es el maíz morado. Asimismo, coexisten entre nosotros otras variantes de Chicha como la de maní, o la de molle, así como otros tipos de preparaciones producidas en la selva peruana con plátano o yuca macerada, todas estas, importantes sin duda, pero sin los alcances o dimensiones - y debida constancia – que ha mantenido la Chicha de Qora a largo de nuestra historia.

Como corolario, recordar que hasta nuestros días la Chicha de Qora se constituye en una bebida de alcance tanto rural como urbano y que ella ha estado presente desde antaño en diferentes actos celebrativos de carácter colectivo, familiar, religioso, agrícola y militar, así como de tributo a los dioses tutelares. La Chicha de Qora además de ser considerada como una bebida sagrada, ha formado parte de la vida cotidiana de los habitantes de las diferentes regiones de nuestro país a lo largo de nuestra historia, pudiendo por ello, ser preparada por cada familia y hogar de acuerdo a las características propias de sus regiones.

Además de constituirse en un excelente digestivo, quienes hemos bebido una madura y bien preparada Chicha de Qora, sabemos bien que ella contribuye bellamente ha rendir culto a la alegría gracias a la generosidad de virtudes que produce su maceración, constituyéndose por tanto, en un ente de cohesión y unión por sus deliciosos efectos. Sin duda, una milenaria bebida que debe ser motivo de orgullo y que además de reunir condiciones de profunda presencia histórica y cultural, posee miles de años de sobradas razones para ser considerada oficialmente: La Bebida Nacional del Perú. 

Salvo mejores razones y parecer.