Votar por Susana Villarán.
Por: Jinre.
Creo que como todas las autoridades del Estado, la alcaldesa de Lima tiene cosas qué mejorar (sin duda alguna), pero lo digo con la salvedad que Villarán ha tenido la virtud y entereza de reconocer públicamente sus errores, aun cuando no tenía obligación de hacerlo, sobretodo, en un país donde ninguna autoridad es autocrítica y muy por el contrario, padecen de “auto-suficiencia”.
Para nadie es un secreto la tremenda campaña que se desató para socavar la gestión de Susana Villarán, tanto por los medios de comunicación, como por parte de los partidos políticos que perdieron las elecciones, todo ello, incluso antes que asumiera la alcaldía. Recordemos que la recolección de firmas para revocarla comenzó desde antes que juramentara como alcaldesa, y hoy se sabe (gracias a los audios revelados) que esta fue dirigida por el cuestionado ex alcalde del caso COMUNICORE, Lucho Castañeda.
Pero toda esta campaña de desprestigio y de ataque contra su gestión, no sólo vino desde fuera del municipio. La gran parte de los obstáculos y supuestas “denuncias” en su contra nacieron desde el interior de la misma gestión municipal, sino, recordemos a los regidores del PPC quienes todas las mañanas eran invitados a varios canales de televisión y radio para hablar en contra de la alcaldesa de Lima.
Lo cierto es que en una población como la nuestra, acostumbrada en gran parte a repetir lo que los canales de televisión y diarios dicen (en vez de pensar con cabeza propia), todos estos ataques surten efecto, ante ello, hemos oído incluso a personas de nuestro entorno decir cosas como: “pero que imbécil esta mujer”, cuando veían que el pequeño muro de la obra Vía Parque Rímac sucumbía ante la crecida inusitada y excepcional del río Rímac, como si no fuese claro que estas cosas pueden suceder y que constituyen responsabilidad del contratista encargado de la obra, o como si ese muro lo hubiese levantado con sus propias manos la Sra. Susana Villarán.
En medio de todas estas campañas, a la alcaldesa no le han podido demostrar nada ilegal o algún acto corrupto de escándalo, por más que en ello se han empeñado varios sectores contrarios a su autoridad. La última tontera levantada por la prensa, fue denunciar que Susana Villarán había pedido legal y públicamente, como cualquier ciudadano común y corriente, un préstamo personal de S/. 25,000 Nuevos Soles, como si esto fuese un delito o un acto de corrupción, o como si tendría alguna contradicción ética; qué más ético que una autoridad solicite un préstamo (nada cuantioso) a una entidad formal y legalmente constituida, como cualquier otro ciudadano, a una Caja Municipal, tal como lo hicieron decenas de autoridades en años anteriores.
Susana Villarán asumió con valentía (hay que decirlo) el reto de emprender la tan necesaria reforma del transporte (cuyos frutos se verán recién en los años que vienen y ojalá nadie detenga, sea quien sea la nueva autoridad edil). Esta reforma era en verdad una “papa caliente”. Ningún alcalde de los últimos 40 años quiso asumirla. Los empresarios transportistas (dueños sólo de las licencias) pensaron que podían dominar a la alcaldesa como lo hicieron con los anteriores alcaldes (ahora se va sabiendo, que los empresarios de transportes se encargaban de dejar “tranquilos” a las anteriores autoridades). Lo cierto es que Susana no actuó como sus antecesores y eso le costó que en menos de dos años de gestión le hicieran un total de 13 paros de transportistas, algo en verdad inédito en toda la historia de Lima, y como si fuera poco, afrontar al mismo tiempo un proceso de revocatoria a su cargo que fue llevada adelante por políticos de dudosa reputación; nunca antes en el Perú quienes organizaron un paro tuvieron tanta publicidad y tribuna en la prensa peruana. ¿Casualidad?
Debo decir que el tema de La Parada me causa sentimientos encontrados. Creo que efectivamente había que poner un orden a dicho caos, pero también me afecta el drama humano que existe junto a este tema, con personas que efectivamente tienen como única fuente de ingresos un puesto en dicho ex mercado, un asunto que creo debe ser abordado con la sensibilidad necesaria y justa.
Debo decir además que los programas Barrio Mío y la construcción de muros de contención para quienes viven en pendientes de las zonas periféricas de Lima, la preocupación por la salud, la unificación de las historias clínicas en los hospitales de la solidaridad, los programas de recreación para niños, jóvenes y de tercera edad, los parques temáticos con bilbiotecas, ludotecas, salas de proyección, los balnearios del litoral limeño que unificarán varios distritos, la monumental obra Vía Parque Rimac, y en definitiva, la orientación de una gestión preocupada más por el ser humano antes que por el cemento, constituyen sin duda ya un cambio en una ciudad como Lima, tan mal acostumbrada a la indiferencia por el prójimo. No obstante estas buenas medidas, creo que el haber devuelto la actividad cultural a las calles de Lima, observar los conciertos al aire libre y programar presentaciones descentralizadas en los diferentes parques zonales de la ciudad es algo que me ha devuelto la fe en una autoridad.
Hace mucho que en Lima (desde Alfonso Barrantes) no se observaba una práctica de gestión cultural. Creo además, que derogar la ordenanza municipal que exigía a las personas el pago a la APDAYC como requisito para hacer una actividad o concierto en el centro de Lima, es otro de los grandes aciertos, un ejemplo que incluso debería ser imitado por todos los municipios del Perú, así como por todas las empresas privadas y entidades estatales en general, quienes por ignorancia y desconocimiento de la Ley hacen el papel de “tontos útiles” trabajando a favor de la prepotente APDAYC. (No tememos decir que esta medida la planteamos como parte de la directiva del C.C. El Averno cuando la Comisión de Cultura del Municipio de Lima nos convocó a una reunión con los grupos culturales de la ciudad; algo que nos llena de satisfacción)
El corolario de todas estas iniciativas positivas, siento que lo constituye la Ordenanza Municipal que inserta como Política Cultural del Municipio de Lima a la Cultura Viva, con la puesta en marcha de la Cultura Viva Comunitaria, con lo cual de ahora en adelante la Cultura debe formar parte de la política municipal, con programas y presupuesto, lo que constituye sin duda alguna una lección incluso para el mismo Estado peruano y consecuentemente, para el Ministerio de Cultura.
Creo que muchos de los errores de la gestión de Susana Villarán, sino todos, han radicado en la falta de seguimiento, supervisión, monitoreo, en el día a día, sin descanso, de las reformas que se han implementado. Hay que aprender la lección: No basta con llenar las calles de policías para mejorar la vida social y la seguridad, pues los policías también son parte del problema: ellos están en las calles, pero si no cumplen su función, no sirve de nada. Lamentablemente también son susceptibles de corrupción, esa es nuestra realidad, al menos hasta hoy. A diario vemos como delante de los policías se transgreden normas de tránsito, se improvisan paraderos en lugares indebidos, ellos no están donde reina la delincuencia, muchas de las y los policías se pasan gran parte del día hablando por celular con sus colegas, incluso, cuando dis’que están dirigiendo el tráfico, y por ello no sancionan a los malos conductores cuando es debido. Esto sucede porque no ha habido coordinaciones para supervisar su función y por lo cual se les ha pagado incluso bonos diarios con presupuesto de la municipalidad, por eso, es necesario, imprescindible exigir que cumplan de manera efectiva con su función.
Sólo hay que recordar que no hace mucho tiempo se dio una ordenanza municipal que prohibía que los taxis vacíos ingresen al centro histórico de Lima o a la Plaza Mayor, y que estos sólo estarían en paraderos oficiales y debidamente autorizados, me pregunto: ¿acaso se cumple?; yo mismo he preguntado a los policías que se encuentran en la Plaza Mayor si saben esto, y ninguno recuerda dicha norma. ¿Qué falta entonces?, la respuesta es: Supervisión constante, Seguimiento de las medidas implementadas, Monitoreo. Lima es difícil y la población está mal acostumbrada, no hay otra forma que surtan efecto las medidas positivas que se implementan.
Otro de los errores es no haber tenido la valentía y claridad para defender un espacio cultural necesario para nuestra ciudad como el Jirón Quilca. Aquí quiero precisar solamente la afectación que recibió el Centro Cultural El Averno, tal vez el espacio cultural más democrático, inclusivo, amplio, creativo, humano y con elevado sentido critico social que podíamos exhibir en una calle del centro de Lima, quien con absoluta labor autogestionaria y sin pedirle un Sol a nadie, llevo adelante más de cinco mil ( 5,000) jornadas culturales artísticas en sus catorce años de vida en la cuadra 3 del Jirón Quilca, en música, pintura, teatro, títeres, danzas, cine, talleres de instrumentos musicales, escultura, etc.. En un país con nulas políticas culturales, nos debería doler que un Centro Cultural como El Averno, que ha hecho tanto por la libertad de crear y pensar en nuestro país y que se ha caracterizado por ser solidarios con nuestras poblaciones más vulnerables, pueda desaparecer. Sólo precisar, que uno de los primeros espacios que se puso adelante para apoyar a la actual gestión de Susana Villarán y quien incluso asumió un rol decidido en contra de la revocatoria, fue sin duda alguna el Centro Cultural EL AVERNO. El pago e indiferencia que recibió, no fue el más justo.
Considero que hay mucho por seguir describiendo, tanto como crítica o como reconocimiento. No obstante, Lima no está exenta de lo que pasa en Perú, y ante esta realidad, creemos que la gestión de Susana Villarán se distingue entre tantos políticos que ahora aparecen nuevamente enseñando los dientes y al acecho.
En lo que respecta a su papel para consolidar desde las bases una izquierda democrática y participativa, hay mucho por decir, pero eso será tema de otro momento.
Finalmente, creemos que los errores son muchos, pero que no han sido menos las zancadillas; creemos que algunos de sus funcionarios no estuvieron a la altura y no hicieron honor a la confianza depositada por la alcaldesa, pero percibimos también su honestidad y ganas de gestar un cambio con señales de inclusión en el municipio. Creemos que hay mucho por seguir mejorando y aprender en diferentes campos: técnico, infraestructura, cultura, en control y supervisión, pero también que ha existido una gestión que hasta el momento se ha mostrado transparente y se ha ocupado de temas que nadie antes se atrevió tocar, a pesar de las evidentes calumnias en su contra. Por todo ello, contra los corruptos y demagogos de siempre, y a favor de que se siga trabajando por una ciudad más humana, inclusiva y sobretodo, culta, si Susana Villarán decide postular, mi voto será para ella.