La tragedia del "Baguazo" fue producto de la irresponsabilidad y prepotencia del gobierno aprista liderado por Alan García. Como en el pasado -caso "el Frontón"- se mandó disparar con armas de guerra contra los hermanos indígenas amazónicos que venían protestando por más de dos meses contra la agresión y proceso de privatización de sus tierras para lo cual no fueron jamás consultados. El resultado fue terrible: decenas de inocentes asesinados y heridos entre indígenas amazónicos y miembros de la Policía Nacional.

Hasta el día de hoy, ni la Ministra del Interior de ese entonces, Mercedes Cabanillas, quien ordenó el desalojo; ni la Ministra de Comercio Exterior Mercedes Araoz, quien sembró pánico financiero y político cuando dijo que 'si no se privatizaba la selva el TLC con EE.UU. se caería', ni Yehude Simons, Presidente del Concejo de Ministros, quien dijo que 'tenía la conciencia tranquila, él y su gabinete' luego de la tragedia, y ni el mismo Alan García, Presidente de la República, quien catalogaba como "Perros del Hortelano" y "Ciudadanos de Segunda Categoría" desde el diario El Comercio a los peruanos amazónicos alzados, han sido sancionados, ni siquiera políticamente. Por el contrario, con insanía y evadiendo sus responsabilidades, desviaron la atención mandando perseguir a Alberto Pizango, un Apu representante de las comunidades, quien día a día pedía en Lima atención a los reclamos de sus paisanos, obligándolo a exiliarse en Nicaragua. Toda la gran prensa y hasta el poder judicial se prestó para esta patraña; muchos ciudadanos de Lima también se sumaron a esta injusticia.

Pretender gobernar con la lógica "democrática eleccionista" de las ciudades a comunidades originarias que se rigen por niveles de decisión comunitarios basados en sólidos principios ancestrales y que se hacen extensivos a través de sus Apus, los que son encargados de comunicarlas fielmente, habla de una fractura comunicativa y de un profundo desconocimiento de nuestra realidad que la ceguera de la prepotencia y la ambición no permite ver y comprender. Hablar con los Apus, es entablar una comunicación de elevado respeto, ellos resumen y cumplen con responsabilidad y honor las decisiones de toda una comunidad. Algo que muchos debiéramos aprender. ¿algún día lo entenderemos plenamente?.