Por: Jinre.

Según el cardenal Cipriani, la iglesia condena y considera que los ciudadanos de orientación homosexual “no forman parte del proyecto de Dios” (sus propias palabras), como es lógico, se opone asimismo al proyecto de Ley de Unión Civil que pretende un trato igualitario ante la ley de estos ciudadanos peruanos. Asimismo, Cipriani acaba de condenar el “protocolo médico terapéutico asistido para el aborto” en los casos que la vida de la mujer gestante corra peligro. De igual modo - como lo indica reiteradamente- para Cipriani, asumir la defensa de la vida y la protección a las víctimas por violaciones de derechos humanos, suele ser una conspiración y accionar propio de “rojos” y ONG’s politizadas.  

Pero recordemos, monseñor Cipriani tiene además en su currículum el haber sido conferencista para ‘levantar la moral’ de militares y policías (según sus declaraciones) en épocas de elevada violencia armada en el Perú. Todos recordamos ese video en que con carajos, mierdas y mentadas de madre bien pronunciadas – pueden verlo en: http://www.youtube.com/watch?v=tMHZmr7bQm0 - hacía reír hasta más no poder a un grupo importante de uniformados que lo escuchaban atentos. Como complemento, no hay que olvidar que Cipriani ha dicho también que las abundantes violaciones a los derechos humanos ejecutados por policías y militares fueron parte de la guerra y que habría que entenderlo así; no olvidamos tampoco que cuando fue obispo de la región Ayacucho, mandó colocar un letrero en la puerta de su iglesia que decía: “No se reciben denuncias por violaciones a los Derechos Humanos”, como respuesta a los campesinos desesperados que buscaban su apoyo.

La verdad, me resulta raro este señor. Nunca hemos oído a monseñor Cipriani, por ejemplo, usar el púlpito para condenar al Grupo Colina (comando de asesinos auspiciado y financiado por el fujimontesinismo), como tampoco lo hemos escuchado condenar la descomunal corrupción del gobierno fujimorista, ni las matanzas de campesinos en Putis, el asesinato de periodistas, de los campesinos en El Santa, ni tampoco la corrupción aprista o la matanza en los penales en el primer gobierno de Alan García, mucho menos, indignarse por los recientes asesinatos de pobladores en Cajamarca y Espinar, en Cusco, a manos de la policía nacional cuando reclamaban contra la contaminación ambiental generada por la gran minería. Nunca lo hemos escuchado condenar a los grandes medios de comunicación y a sus dueños que vendieron sus líneas editoriales a la dictadura a cambio de montañas de dinero - pueden verlo aquí: http://www.youtube.com/watch?v=SOdBB5uFMPg&feature=share&list=PL4Ho4F31AsiyLewPUlfxKFt6P0sMMbil1 - Cipriani nunca condenó con energía a Fujimori cuando torturó a su esposa o cuando hizo que su hija estudie en el extranjero con el dinero robado a todos los peruanos; tampoco cuando felicitó o amnistió a Martín Rivas y todo el Grupo Colina, a pesar que estos, junto con su asesor Montesinos, mandaron también a asesinar, torturar y descuartizar a agentes de inteligencia que quisieron desertar de su política de crimen.

Nada de esto último forma parte de sus discursos de condena en el altar de su catedral.

A confesión de parte, al evangelio según Cipriani no le quita el sueño y no condenaría al infierno a los comandos de aniquilamiento, como tampoco a los presidentes ladrones, torturadores y asesinos mediatos; ni a militares descuartizadores y violadores de derechos humanos; tampoco a empresarios que corrompen y son dueños de una prensa que manipula la realidad, etc. pues, según su prédica reiterada, sólo serían condenados a la hoguera: los homosexuales, las organizaciones de defensa de los Derechos Humanos y los “revoltosos radicales” que defienden la creación de Dios. No, no comulgo con el actuar de este señor. Para mí, está lejos del mensaje de paz, de amor al prójimo y apuesta por los más desfavorecidos que nos legara el buen Jesús.

Y pensar que pudo ser elegido Papa.