#ElPerúQueQueremos

“Poner las manos al fuego”

Publicado: 2014-07-31

Siempre escuché decir a la gente desde muy niño: "nunca pongas las manos al fuego por nadie", casi como un axioma de vida. Y en efecto, he visto cómo de una u otra forma muchas personas, pero sobretodo, seres con cierto prestigio intelectual o académico, actúan bajo este concepto. Lo cierto es que a medida que han pasando los años me he convencido que de lo que se trata la vida en gran parte es precisamente de lo contrario, o sea: "no tenerle miedo a meter las manos al fuego", o mejor dicho, "no temer quemarse las manos". Y es que ante lo evidente, no solemos caer en cuenta que somos humanos y por tanto, susceptibles de errores y equívocos. Lo digo con la mayor amplitud y reflexión posible.  

En lo que a mí respecta, confieso que he ido dejando esa conducta muchas veces 'mal aprendida', y en otras, 'mala consejera', de tener temor a "quemarme", “equivocarme”, “arriesgarme”, pues todas estas cosas son siempre una posibilidad latente en la vida, y sobretodo, cuando nos proponemos cambiar algo importante de lo que solemos quejarnos siempre.

Seamos sensatos, en esta “viña del señor” no existe el “mesías”, “el inmaculado” “el absoluto”, “el hombre o la mujer perfecta que se ajuste y calce exactamente a nuestras exigencias intelectuales”. En definitiva, no existe el "ser perfecto” que nos otorgue tranquilidad absoluta para sin temor alguno “poner las manos al fuego por él”. Convencido de esto, es absurdo pretender entonces resguardar por los siglos de los siglos mi “prestigio”, cuidarme de “no meter la pata”, evitar “quemarme” ante los demás, apostando por alguien de la manera más sincera posible, sin tener presente ese riesgo.

“Quemarse las manos”, tener un 'acto fallido', “decepcionarse”, "fracasar", cuando uno ha procurado hacer el bien o cambiar en algo lo que no es correcto, es por el contrario aleccionador, nos ayuda a seguir creciendo, nos permite aprender y tener la maravillosa oportunidad de reconocer el 'hecho', practicar un acto de contrición, auto-criticarse y sobretodo, levantarse y apostar una vez más por una nueva opción que consideremos mejor y más justa. O como en la dialéctica: "por contradicción, pasar de un estado pasado inferior a uno superior y más progresista".

En lo personal, sólo debo agregar que al “poner las manos al fuego” por alguien, trato de observar en dicha persona una conducta que denote bondad – no me importa mucho si se muestra poco prudente, arbitrario, poco 'decente' o medio loco o loca – procuro sobretodo, tener una lectura de la sinceridad de sus palabras y acciones, identificar su vigor por la justicia, el respeto por los demás, que procure el amor prójimo, que sea un militante del respeto y defensa de la vida, de los más carenciados de este mundo, de la herencia de nuestras culturas originarias, de la tierra.

En estos tiempos que vivimos, muy por el contrario a la proclividad de evitar "equivocarse" o “quemarse las manos”, considero que es un deber atreverse a “poner las manos al fuego”; ningún cambio importante es posible de otro modo.


Escrito por

Jinresocialarte

Hijo de padres, abuelos y bisabuelos Cajamarquinos, bella tierra norteña que llevo en la mente y el corazón, junto a la patria toda.


Publicado en

Jinre

Otro sitio más de Lamula.pe