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Mi experiencia en el Corredor azul...

Publicado: 2014-09-05

Por ahora he entrado al Corredor Azul Tacna, Wilson, Arequipa hasta en 5 oportunidades, como chofer y en todos los horarios, o sea, mañana, tarde y noche. 

Ya no se ven las combis, couster, micros y con ello, desaparecieron los cobradores colgados en las puertas de sus unidades quienes gritaban a voz en cuello a toda persona que divisaban a lo lejos. Desaparecieron en esta vía también esas combis y micros de los que tanto tiempo nos quejamos y que se paraban en media pista y de costado para evitar dejar pasar a su competencia haciendo subir y bajar a los pasajeros en medio de la vía obstaculizando a otras unidades. También desaparecieron esos cobradores que abrazaban a la gente para hacerte subir a su unidad con en el clásico: “habla varón”, “sube mamita”, etc. etc. porque la pelea para ellos era por un pasajero, por ese “sol” o esa “china” por la que correteaban y causaban tantos accidentes.

Con toda claridad se observa que toda la vía está mucho más despejada que antes, el recorrido es ligero y sin mayores demoras.

Durante todo el Corredor Azul ya no se divisan a personas paradas temerariamente al borde de la acera –o sea, en la pista- levantando el brazo, ni los vemos correr para ganarle a otro pasajero en subir primero a un micro o combi. Ahora las personas hacen cola (porque hay que entender y hacer entender incluso a la prensa misma, que la “cola”, larga o corta, es expresión de orden y respeto por el otro) esperando a su unidad, situación que en medio de los correctivos que aún hay por hacer, habla bien de la gente, porque a pesar de las lógicas incomodidades que siempre genera un cambio, la personas ya evidencian orden y en su mayoría esperan su turno colocándose en la fila, ese sólo hecho, ya es un cambio de conducta promovido por esta reforma que recién inicia en este tramo.

Ahora también se observa que desapareció el “correteo” de unidades o la “competencia” por un pasajero. Desapareció el pasarse la luz roja, el creerse el “vivo”. Ahora ningún” bus azul” se detiene en cualquier lado ni donde se le antoje al chofer o al pasajero; ya nadie levanta la mano en la calle, nadie, todas la personas esperan al bus en los paraderos respectivos porque ya saben que sí y sólo sí estos pararán en los lugares establecidos. En el Corredor Azul ya desapareció el “bajan, bajan” o el “suben, suben”. Los buses tienen velocidad controlada y no hay rivalidad entre sus unidades porque ellos ya no ganan su sueldo por hacer subir “un pasajero”; eso se acabó.

Tan notoria es la fluidez en esta vía que incluso muchos taxistas se han volcado a este tramo y varios de ellos de manera ilegal han querido hacer el “servicio de colectivo”, con lo que desde luego, perjudicarían a los Buses Azules para que transiten con la rapidez que se ha proyectado; menos mal, hemos visto que se está interviniendo a estos “colectivos”, algo que es muy necesario; y es que el peruano es así pues, ni bien encuentra una oportunidad para sacar provecho de la informalidad, ahí están. Reto a que alguien me diga si no es cierto lo que manifiesto en este artículo.

Hoy el pasaje en el Corredor Azul es gratis y por eso está sobrecargado, claro, y es que ahorrarse “alguito” siempre nos cae bien. Pero a pesar de ello, los planes de contingencia van funcionando y brindando experiencia para situaciones límite. Con seguridad, cuando la gente conozca más el sistema y se comience a cobrar pasaje, la situación será mucho más manejable, no hay duda de ello.

Cualquier persona racional, cualquiera, puede entender que un cambio como este implica tiempo de adaptación, corrección de errores por implementación o por situaciones imprevistas. Cualquier persona razonable y medianamente enterada puede entender que el problema del transporte en Lima no es cualquier problema, sino, un tema muy grave y serio que nos ha ocasionado terribles accidentes y muertes producto de que en más de cuarenta años nunca se hizo nada por reformarlo y por combatir la informalidad de la que todos, todos, hemos sacado provecho de una u otra forma de manera indebida y exhibiendo una conducta poco ciudadana. Quien esté enterado de estos temas, sabrá que las reformas en Chile, Argentina, México, Colombia, Ecuador, Brasil, tomaron mucho tiempo, varios meses y que en todos los casos se presentaron problemas de adaptación, pero que después lograron los resultados esperados. En nuestro caso, todo hace prever que se corregirán las cosas en mucho menos tiempo y esa es una buena noticia; una reforma del transporte implica además una severa reforma de nuestra pésima conducta como ciudadanos y eso está en nosotros mismos y no depende ya de ninguna autoridad.

En estos días he visto también cómo los que se oponen a esta reforma, no sólo se ‘oponen’, sino que boicotean la misma, tratan de bloquear pistas, de meter sus unidades al “corredor” a la “prepo”, mandan personas a hacer bulla, opinar mal para azuzar a la gente; eso es sencillamente una bajeza, es actuar en contra de nuestra ciudad. Esa es la forma pues cómo han actuado en todos estos años. A esta mezquindad supina también se ha sumado gran parte de la prensa y de reporteros 'mala leche' con sus poses y preguntas tendenciosas, mediáticas. Menos mal, todo pasará.

Con seguridad faltan ajustar y adaptar mejor las cosas en las vías alternas, pero para eso, la empresas también tienen que combatir la informalidad. Con seguridad muchas personas sienten incomodidad porque les han cambiado parte de su rutina y es absolutamente entendible. Todos somos peatones y pasajeros desde siempre en nuestra querida Lima y sabemos que todo cambio genera fastidio, pero el mundo está hecho de cambios y si son para mejorar, creo que todos debemos mostrar disposición para sumar en ese propósito, sin valernos de la ilegalidad ni de la informalidad.

Se necesitaba valentía y un personal con los nervios bien templados para emprender esta dura tarea y eso hay que reconocerlo. Por ello, lo que he hecho estos días cada vez que pasaba por el costado de los Supervisores de la municipalidad y los policías, era levantarles el pulgar, felicitarlos por su función, por todo el empeño, paciencia, compromiso y agradecerles porque son los gestores, los pioneros de la primera reforma del transporte en la historia de Lima y del Perú.


Escrito por

Jinresocialarte

Hijo de padres, abuelos y bisabuelos Cajamarquinos, bella tierra norteña que llevo en la mente y el corazón, junto a la patria toda.


Publicado en

Jinre

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