Los adictos al libre mercado, esos que apelan siempre a la ley de la oferta y la demanda para argumentar sus teorías de desarrollo, acuden a ella muchas veces casi por conveniencia. 

Los sueldos en el Perú para la mayoría de jóvenes que comienzan a trabajar ya son irrisorios, ínfimos y casi siempre bajo condiciones indignas de trabajo, eso no es ningún secreto; pero, si encima, estos ingresos irrisorios se ven afectados por mayores recortes como el no otorgarles gratificación, no darles CTS, recortarles vacaciones y no recibir utilidades, entonces esa condición laboral se convierte francamente en extremadamente precaria, y toda ley que avale esa infeliz figura, es desde ya, miserable en sí misma.

Si una persona no tiene experiencia laboral, esa condición se refleja en el sueldo que le ofrecerán al ingresar a un trabajo (todo ello según la oferta y la demanda) si esto ya es así, nos preguntamos: ¿por qué tenemos entonces que hacer aún más miserable la condición laboral de un joven al recortarle derechos laborales a los que se supone todos los ciudadanos de este país tenemos derecho?.

Repetimos, si actualmente ya es vergonzante la condición laboral de un joven en muchas empresas privadas, ¿por qué ahondar esta vergüenza aprobando leyes que claramente están dirigidas sólo a beneficiar a las empresas privadas, ahorrarles costos y maximizar sus utilidades, a costa de recortar derechos universales laborales adquiridos y que han costado tanto trabajo conseguir en cientos de luchas y decenas de años en el mundo?.

¿Tan miserable puede ser un gobernante, una clase empresarial, congresistas abyectos al libre mercado y sus adulones de turno, que ni siquiera los jóvenes pueden formar parte de su mínima consideración?

Como si fuera poco, PPK dijo que incluso la edad para esta ley debería incrementarse hasta los treinta años. Martha Chávez sostiene fuera de toda racionalidad que: "si los jóvenes no tienen nada, qué derechos les estamos quitando?"; otros, como Bruce y León ahora señalan con una irresponsabilidad sin parangón: "no leímos bien la Ley". 

Personajes como estos, luego de aprobar leyes como la mencionada, se llenan la boca después diciendo que "la juventud de nuestro país es lo más valioso que poseemos"; eso es, sencillamente, hipocresía.

No podemos quedarnos callados ante estas acciones que ofenden nuestra condición de ciudadanos y de seres humanos.