Cuando un joven sin experiencia es contratado para un trabajo, esa falta de experiencia se refleja siempre en la retribución de un sueldo bajo. Ahí, los empresarios ya están pagando mucho menos a un joven, precísamente, por esa falta de experiencia; pero si encima que ya les pagas un sueldo bajo, pretendes ahora mediante una ley recortarle más aún sus escasos ingresos y derechos, eliminándoles su liquidación, su gratificación y sus vacaciones, entonces, esa norma se convierte sencillamente en discriminadora y ofensiva; y lo peor, es que esta puede ser aplicada también a otros jóvenes que, teniendo experiencia, estarían sujetos a la misma si es que tiene entre 18 y 24 años. 

Entendámoslo, los derechos laborales adquiridos son eso: "derechos", y ellos son de aplicación universal y sin discriminación alguna. Es por eso que esta "Ley del empleo juvenil" tiene un perfil miserable. Y lo peor de todo, es que se crea y direcciona para beneficiar más, siempre más, a las grandes empresas. Eso está clarísimo.

Sí esta ley pasa, se abren las puertas para que se creen otras normas al gusto del "cliente", o sea, siempre para beneficio del gran empresariado: si es limeño o no, si está gestando o no, si es homosexual o no, si tiene más de 50 años o no, si vive en tal sitio o no, si pesa de más 70 kilos o no, si estudia o no, si es de tal partido o no, etc. etc. O sea, esto sólo sería el inicio del imperio de la aberración jurídica. No podemos permitirlo.