Nos duele...

Nos duele la sangre de ciudadanos peruanos inundando las calles del Perú causada por policías prepotentes, irracionales.

Nos duele que la justa indignación de peruanos de condición sencilla sea repelida con balas, palos y perdigones.

Nos duele que quienes reclaman contra la contaminación de nuestras aguas, la muerte de ríos, lagunas y tierras de cultivo, sean tratados como si fuesen enemigos de la patria.

Nos duele que la Policía Nacional del Perú olvide que ellos mismos son ciudadanos de vida sencilla, igual que las mismas personas a quienes hoy balean y patean en el suelo.

Nos duele que la Policía Nacional del Perú no caiga en cuenta que los que hoy están protestando en las calles son civiles: trabajadores, estudiantes, amas de casa, profesores, gente como ellos mismos, como sus propios hermanos, hijos, primos, tíos, como sus madres o padres.

Nos duele que la capacidad de indignación de miles de peruanos valientes que aman y defienden a su tierra, no sea valorada por las autoridades ni gobiernos de turno y muy por el contrario los desprecien señalando que son personas manipuladas, como si nuestros hermanos no tuviesen sentimientos o capacidad propia para reaccionar frente a lo que consideran injusto, indigno.

Nos duele que la Policía Nacional del Perú no sea consciente, no haya estudiado, no caiga en cuenta, no recuerde siquiera a quién es que debe proteger, a quién se deben constitucionalmente; nos duele que crean equivocadamente que el uniforme que usan les confiere poder absoluto u omnipotencia para patear, golpear, fracturar, balear, desangrar, destruir casas, jalar de los pelos, arrastrar por el suelo y matar a cualquier persona, y lo que es peor, a sus propios compatriotas, a civiles peruanos que son la razón de ser de nuestro propio país.

Nos duele que personas de vida y sueldo modesto, como los mismos policías, hoy traten a sus compatriotas de igual condición como si fuesen sus enemigos (En cada marcha siempre ocasionan muertos y decenas de heridos de bala); nos duele que su función se haya reducido a ser los “guachimanes” de poderosas empresas, los guardaespaldas del poder político y económico impuesto en nuestra patria desde las altas esferas, olvidando que su función primordial es proteger a la ciudadanía, olvidando que alguna vez: 'el honor fue su divisa'.