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El carnaval

Publicado: 2018-02-12


Introducción

El origen de la palabra “Carnaval” es muy incierto. Algunos estudios dicen que deriva de las palabras italianas “carne-vale” que quiere decir “carne a Dios”, indicando la excesiva sensualidad de los días carnavalescos. Otros aseguran que deriva de “carro navale”, o sea, “carro naval”. En la Edad Media lo llamaban “fasnachat” o “fesenach”, fiesta de locura.

La celebración del Carnaval tiene su origen probablemente en fiestas paganas como las que se realizaban en honor al Dios Baco, el Dios del vino, en las saturnales y las lupercales romanas; de igual modo, se celebraba a Dionisio, en Grecia, o las que se realizaban en honor del “buey Apis”, en Egipto.

El carnaval cristiano

El Carnaval se celebra en los países que tienen tradición cristiana, precediendo a la cuaresma. Concretamente, se ubica al Carnaval en los tres días anteriores al Miércoles de Ceniza, durante los cuales, de acuerdo a las normas del ritual cristiano, tradicionalmente no se comía carne, lo que abonaría al significado del término “Adiós a la carne” o “carnevale”. Durante estos tres días, el pueblo liberado del estricto control de sus jerarcas, copa literalmente las calles. Se pintan, se disfrazan y por sobre todas las cosas, critica ferozmente el régimen que padece los restantes 360 días del año, burlándose e ironizando sobre sus representantes: señores, eclesiásticos y autoridades comunales. Todo ello bajo la invocación, no del Dios Cristiano, sino del Dios Momo, Dios de la Burla en la mitología antigua. Una Curiosidad: hasta hace unas pocas décadas, se celebraba el Miércoles de Ceniza enterrando a un muñeco. De esa costumbre pagana derivó el término “entierro de carnaval”.

Algunos Papas clamaron contra los desórdenes y el desenfreno con el que se celebraba el carnaval. En el medioevo se dio origen a la fiesta del “Asno de los locos” o del “Siervo”, en la que los hombres vestidos con pieles recorrían los campos y entraban en las casas.

Rey Momo

Hijo del sueño y la noche, dios de las burlas y de las agudezas, satírico hasta el extremo, nada había perfecto a sus ojos y los mismos inmortales eran a veces objeto de sus punzantes chanzas. Elegido por Neptuno, Vulcano y Minerva como juez de sus respectivas obras, a los tres mencionados encontró defectos. Neptuno,  según él, debió poner al toro las astas delante de los ojos para herir con más seguridad o al menos en el lomo para dar los golpes más fuertes. La casa de Minerva le pareció mala, porque era demasiado pesada para ser trasladada de una parte a otra, cuando se topaba con malos vecinos. Bajo la mirada del “Rey Momo”, todo era sujeto a descrédito.

En cuanto al hombre, obra de Vulcano, Momo hubiera querido que hubiese hecho una ventanita en el corazón para que pudiesen verse sus más secretos pensamientos. La misma Venus no pudo estar a salvo de sus tiros malignos, sin embargo, como era demasiado hermosa para poder ser criticada, Momo encontró en su calzado un objeto de risa. Se le representa levantándose la máscara y sosteniendo en la mano un muñeco, símbolo de la locura.

Historia de las Máscaras y Caretas 

El origen de la careta se remonta a la más lejana antigüedad. Se supone que su invención se debió a fines religiosos. Desde el paleolítico, el ser humano ha utilizado máscaras cuyos materiales han sido diversos y han variado a través del tiempo.

Se utilizan dos términos similares: careta y máscara. La careta es exclusivamente para cubrir el rostro, para disimular rasgos de la cara; mientras que la máscara puede cubrir el todo el cuerpo; estas fueron usadas y aún se siguen utilizando con fines religiosos en algunas culturas. Algunos hallazgos arqueológicos demostraron que eran muy usadas en Egipto para perpetuar con ellas los rostros de los muertos. Se colocaba junto con el ataúd, pintándose de la misma manera que éste. El uso de la máscara comenzó a evolucionar, en Roma, cuando la llevaban actores en los cortejos fúnebres para que se reconociera y recordara el rostro del difunto. A partir de este empleo por parte de actores, la careta rápidamente fue utilizada para diferentes fines. Comenzaron entonces a usarla los actores para representar fielmente en sus obras los rostros de los personajes históricos que interpretaban. Rápidamente, se adoptó su uso en las fiestas “saturnales” en Roma y se las comenzó a usar con carácter festivo, dando origen a la utilización en lo que hoy es nuestro carnaval. Con dichas caretas se comenzaron a realizar escenas burlescas de los ritos sagrados y cambiando sus usos, hasta la actualidad, en que es frecuente solamente en las “carnestolendas”.

El Carnaval en los tiempos modernos

Hoy en día hay lugares célebres por sus festejos tradicionales y espectaculares que atraen al turista y al amante de las costumbres de cada sitio, como lo son el Carnaval de Río, el de Santa Cruz de Tenerife, el de Cádiz, el de Oruro en Bolivia, el de Corrientes en Argentina, el de República Dominicana, etc. con sus distintas expresiones, desde el Vegano hasta el de Santo Domingo. En algunos lugares se estila que las máscaras persigan a los paseantes con vejigas que se utilizan para asustar, dar golpes, o hacer reír; en otros lugares es típico el uso de serpentinas, papelillos, espuma, y globos.

El antifaz moderno es un vestigio de las fiestas de Baco y Cibeles. En definitiva, el carnaval es una curiosa celebración que antes de la Cuaresma cristiana le permite a la gente romper sin pudor con cánones morales, recurriendo a disfraces y excitantes cantos.

La costumbre de arrojarse distintos tipos de elementos fue heredada de los romanos, quienes se divertían tirando con fuerza confites de menta, rosa o anís a la cara de los transeúntes; de aquel hábito fue que se adoptaron los papelillos. Pero estos, como los conocemos hoy en día, tuvo su origen en una imprenta de París. Se cuenta que allí, un obrero que perforaba pliegos de papeles de colores, al ver caer los redondelitos sobrantes los juntó y se los regaló a su hijo; el obsequio no sólo causó sensación entre los niños sino también en los adultos, quienes comenzaron a encargarle bolsitas de papel picado para arrojarlo durante los días de carnaval. Con el correr de los años, el carnaval tomó formas y estilos diferentes según cada país.

El Carnaval en el Perú

(El “Puqllay”, existente antes de la llegada de los españoles)

Como muchas de las expresiones culturales venidas de Europa, los carnavales se reinterpretan en el Perú dotándolos de un contenido diverso al que tuvo en su origen medioeval. La observación minuciosa de los carnavales en el Perú nos muestra que éstos son la afirmación de conceptos culturales propios y expresiones artísticas que corresponden a las culturas nativas o mestizas con contenidos diferenciados, integrándose a la vida social contemporánea. Durante su celebración, los diversos sectores sociales involucrados se reafirman y expresan sus formas de pensar y sentir de acuerdo con las normas de las culturas de tradición oral a las que pertenecen.

"Puqllay", es juego y duelo -duelo entre dos que compiten pero que no se eliminan- es una suerte de carnaval indígena que se inicia luego del solsticio de verano, que se cumple en diciembre y que coincide con la Navidad. Es sobre esta expresión ancestral que se enlaza el "carnaval" llegado de Europa.

En el Perú, el "Rey Momo" asume en muchas regiones el nombre de "Ño carnavalón", sobretodo en la sierra norte del Perú, cuyo entierro, cargado de sátira y humor, anuncia el final del carnaval.

En las comparsas o pandillas que bailan en carnavales por plazas y calles, en las que los bailarines representan barrios, comunidades o clubes sociales, del mismo modo que en los bailes alrededor del árbol cargado de regalos -denominados umisha, yunza, unsha, sachakuchuy o cortamonte- encontramos una admirable capacidad de organización de los pueblos para afirmar su derecho a hacer arte, continuando con antiguos ritos o celebraciones en homenaje a la vida, en lo que se denomina: Puqllay.  A partir de enero se llevan a cabo una serie de actividades festivas que forman parte del “puqllay”. Éstas incluyen el cambio de autoridades comunales luego de las celebraciones de "compadres y comadres" después la llegada de las lluvias, el florecimiento de las plantas y el apareamiento de los animales. Desde entonces, coinciden estas celebraciones rituales andinas con el carnaval llegado de occidente. Los carnavales andinos en ese sentido, desbordan el concepto del carnaval europeo, reafirmando los lazos familiares, sociales, culturales y desarrollando leguajes artísticos propios.

Los lenguajes artísticos se expresan integralmente en los carnavales: la poesía en las coplas, con contenidos tanto eróticos como políticos; los juegos y duelos de los jóvenes enamorados que expresan su deseo de formar pareja y que muchas veces son parte de las danzas; la música con diversidad de ritmos e instrumentos que afirman una memoria colectiva e histórica con sus propios valores estéticos.

Aún en la época más violenta, entre 1980 y 1995, jamás se dejó de celebrar carnavales. Al contrario, la tensa situación social y política, la violación sistemática de los derechos humanos, la amenaza permanente contra la vida y la libertad, hicieron que las comparsas expresaran, cantando, todo aquello que no se podía decir abiertamente por miedo a la represalia, que podía venir tanto de los alzados en armas como de la policía, grupos paramilitares o del ejército.

Las canciones de carnaval, así como los huainos (waynos), se constituyeron entonces en la mejor manera para la denuncia social: 

“Esta vida ya no es vida 

para los ayacuchanos

yaraqaywampas kuskallaña 

wayñuywampas kuskallaña 

(estamos muy juntos con el hambre 

/ hermanados con la muerte”.


Otras letras, rezaban:


“En mi patria no hay trabajo 

ni siquiera de albañil 

pa’ que no me digan vago

me voy de Guardia Civil” 

Decían en el norte con clara ironía sobre el papel, muchas veces anti popular, de las fuerzas policiales.

El tema de las desapariciones se encuentra también en los versos. Recordemos que el Perú es uno de los países con mayor número de desaparecidos -más de 15.000- según las organizaciones que defienden los Derechos Humanos. Y junto a los textos que critican y denuncian la situación social y política, expresan el dolor causado por las muertes (aproximadamente 70.000, según el Informe de la Comisión de la Verdad y Reconciliación Nacional). Continuaron vigentes también los versos alusivos a la sexualidad, el amor, el erotismo propio de los carnavales y del tiempo en que los jóvenes solteros y solteras inician relaciones de amor; de igual modo, estuvieron siempre presentes también los versos esperanzados en que vendrían tiempos mejores.

En el Perú son famosas las festividades del carnaval en Cajamarca, Ayacucho, Apurimac y Cuzco, sin embargo, cada pueblo y paraje del interior guarda en su seno una personalidad y una historia cultural que enriquece las variadas formas de manifestación del Carnaval peruano.


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Apuntes bibliográficos:

- http://usuarios.lycos.es/ecijacarnaval/menu_historia.htm

- http://209.85.165.104/search?q=cache:XIAtXfWY80oJ:www.antonioburgos.com/antologia/semana_santa/curiosidades/zzcurioaalmaque.html+miercoles+de+ceniza+2007&hl=es&ct=clnk&cd=1&gl=pe 

Apuntes de Chalena Vásquez.

- http://usuarios.lycos.es/ecijacarnaval/menu_historia.htm 



Escrito por

Jinresocialarte

Hijo de padres, abuelos y bisabuelos Cajamarquinos, bella tierra norteña que llevo en la mente y el corazón, junto a la patria toda.


Publicado en

Jinre

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