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"Criollismo", palabra de Manuel Acosta Ojeda

Publicado: 2018-10-31


Así como siempre ha habido dos tipos de iglesias: una que aduló a los poderosos, cortesana, a quien no le incomodaba andar al lado de los explotadores y felones, hubo otra en cambio que siempre estuvo al lado de los desposeídos, de los desamparados, de los trabajadores. En esa medida, yo pienso también que hubo dos tipos de criollos o de criollismo: uno que aduló a los invasores y saqueadores, a los realistas, que prefería cantarle a la añoranza de una «Lima virreinal», a los reyes de España, a quien le encantaba y le encanta aún adular a las autoridades de turno, y otro en cambio que luchó contra quienes nos sojuzgaban, desde las artes, el teatro, la literatura, la música; un criollismo que luchó contra la esclavitud, por la liberación de nuestros pueblos, que le cantó a la ‘pobre obrerita’, al «canillita», a una patria de fronteras más amplias: la humanidad.

Si tengo que escoger con qué tipo de iglesia prefiero estar, pues sin duda sería con la de Gustavo Gutiérrez, el padre de la «Teología de la Liberación», con la que cumple su misión al lado de los menesterosos, de los vilipendiados; con la del padre Oscar Arnulfo Romero, la que prefiere ver el ejemplo en un «Jesús revolucionario y obrero» y no en los altares llenos de oro y plata del Vaticano. En ese sentido, si tengo que escoger un tipo de criollismo, pues sin duda me quedo con el de Mariano Lorenzo Melgar Valdiviezo, arequipeño, un tipo «súper culto», que hablaba varios idiomas, que tradujo a Virgilio, que tranquilamente pudo estar al lado de los realistas e invasores, pero que prefirió luchar y morir junto a los llamados «indios» y negros esclavos, porque entendió que había que hacer una revolución para liberarnos del yugo español; sin duda, me quedo con Felipe Pinglo Alva, quien le cantó a «Jacobo el leñador», al «canillita», a esa sencilla costurera que con su máquina «Singer» soñaba salir adelante, con ese irreverente que interpelaba a su dios: «¡Señor!, ¿por qué los seres no son de igual valor?», me quedo con la sencillez de Pablo Casas Padilla y su «Humanidad», con el de Serefina Quinteras, con el de Luis Abelardo Takahashi Núñez, me quedo con ese criollismo que prefiere estar al lado del HOMBRE, cantarle a sus sueños de liberación, a ese que asume la belleza como sinónimo de justicia.

Así como uno no puede sentirse bien con todo el mundo, así como uno no puede amar a todos o sentirse hermano de todo el mundo, pues tampoco yo puedo sentirme bien a lado de los miserables, de los ladrones, de los criminales, de los que abusan de su poder o de los que adulan a quienes sojuzgan y explotan a otros hombres. Por eso, yo no me puedo identificar ni sentirme cómodo con cualquier tipo de criollismo, salvo con aquel que hizo de la identidad y la belleza, un arma para la liberación humana.



(*)
---Extracto de una entrevista realizada por Jinre Guevara Díaz a Manuel Acosta Ojeda. Año 1992. En las oficinas de SAYCOPE, Breña---



Escrito por

Jinresocialarte

Hijo de padres, abuelos y bisabuelos Cajamarquinos, bella tierra norteña que llevo en la mente y el corazón, junto a la patria toda.


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Jinre

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