Nunca antes en el Perú los resultados de unas elecciones arrojaron cifras tan aplastantes y abrumadoras. Es cierto, no se trataba de una contienda entre candidatos a la presidencia, pero ese detalle, es a mí entender lo más sorprendente. La propuesta del Ejecutivo tuvo un impresionante respaldo: Todas superaron el 85% de aprobación e incluso una de ellas por sobre el 90%. Estos resultados son un claro rechazo a una mayoría congresal (fujimorista y aprista) y a un Poder Judicial (que salvo dignas y escasas excepciones) se han caracterizado por defender actos ilícitos, traficar con jueces y fiscales para favorecer ambiciones personales y partidarias. Detrás de todo esto, oscuros intereses económicos se ponían en práctica a través de: lavados de activos, colusión, asociación ilícita, organizaciones criminales, contratos amañados, sobrevaluados, adendas millonarias, etc. impunemente, porque estaban seguros que nada les pasaría con jueces comprados a su medida. Hoy, ya existen pruebas elocuentes de toda esa inmundicia. 

Tal vez muchos no hemos caído en cuenta aún sobre la dimensión de la actual coyuntura que estamos atravesando. Es más, es seguro que ni el propio presidente Vizcarra habría imaginado encontrarse alguna vez con un escenario político como el que actualmente vivimos: Alan García impedido de abandonar el país y luego pidiendo de manera cobarde un asilo en la embajada del Uruguay, apelando a falsos argumentos de «persecución política» que sólo pueden tener cabida en el retorcido cinismo de los apristas que aún lo respaldan; y por otro lado, tener a Keiko Fujimori presa, siguiendo el mismo destino carcelario de su padre (el mayor corrupto de la historia del Perú condenado por sus graves delitos). Sólo estos dos hechos, forman parte de una escena que hasta hace poco, era imposible imaginar. Y a todo esto, se suma el desfile de los 'todo poderosos' empresarios de la CONFIEP que ya han sido citados a declarar ante el fiscal Domingo Pérez. La verdad, impensado.

No hemos sido pocos los que criticamos al presidente Vizcarra desde que asumió el poder por mostrarse timorato, endeble y débil frente a una irresponsable e inculta mayoría Fuji-aprista del congreso, e incluso, cometiendo la torpeza de reunirse 'en secreto' con la hoy rea Keiko Fujimori, cuando es claro que los asuntos de Estado deberían tratarse en público. Pero algo es cierto, hace a penas pocas semanas, sino, un par de meses, el presidente Vizcarra ha venido mostrado una actitud algo diferente y saliendo al frente con rapidez y oportunidad debida para dar cara a determinados asuntos. Tres puntos son elocuentes: La convocatoria a Referéndum; Defender el Estado de Derecho y democrático del país ante el cínico pedido de asilo al Uruguay de Alan García, comunicándose incluso personalmente con el mismo presidente Tabaré Vásquez y conminándolo a respetar los acuerdos bilaterales en materia de políticas anticorrupción; y últimamente, saliendo al frente para rechazar el descarado proyecto de Ley emitido por el actual congreso (de mayoría Fuji-aprista) que en un acto de cinismo descomunal, pretende legalizar y no sancionar los ilegales financiamientos de los partidos políticos; Vizcarra, salió de inmediato a decir que no aprobará el mencionado proyecto.

Cierto es que hay mucho aún por reconstruir, por hacer, por cambiar tanto en nuestro país, pero eso no debería cegarnos para reconocer que al menos en las últimas semanas, Vizcarra parece haberse dado cuenta que la postura sin firmeza que evidenció hasta hace poco, no lo iba llevar a nada y sería rebasada por la cuasi-mafia Fuji-aprista.

En medio de todo esto, una luz de dignidad judicial se ha abierto paso en estos últimos meses, teniendo al fiscal José Domingo Pérez como una de las personalidades más reconocidas y respetadas de nuestra escena nacional, denotando dominio, serenidad y demostrando estar siempre dos pasos más adelante de los hechos, como sabiendo bien a quiénes se está enfrentando y tratando de juzgar (viejos lobos corruptos que tienen sus tentáculos desparramados en el sistema judicial). De igual modo, el Jefe del equipo de investigación, el Dr. Rafael Vela y el juez Concepción Carhuancho. Estos personajes nos vienen dando muestras que si por un lado hay esperanza en una justicia sin privilegios, también nos dice que no todos los jueces y fiscales son iguales, que no todos los políticos son corruptos, sino, que hay gente digna de llamarse peruanos.

Esperamos que este respaldo otorgado en el referéndum al presidente no lo lleve a creer que puede seguir con las mismas políticas económicas abusivas, prepotentes, que contaminan tierras, que agreden, depredan, matan ríos y familias. Esperemos que no lo lleve a pensar que tiene la potestad de atropellar aún más los derechos laborales que tanto trabajo y sangre costaron conquistar por parte de tantas generaciones de dignos trabajadores peruanos.

Es nuestro deber entender lo excepcional de la presente coyuntura y estar alertas para defender los justos derechos conquistados. Es necesario también reforzar las acciones desde todas las tribunas posibles para seguir limpiando nuestra patria de los fétidos personajes que pretenden seguir burlándose de la justicia y a quienes en el pasado les dimos poder sin merecerlo, y que no hicieron más que robar a costa de traicionar la confianza conferida.

Ya es tiempo de acabar de una vez por todas con esos forajidos disfrazados de políticos y jueces.

Es ahora o nunca.