#ElPerúQueQueremos

¡Un EVO, por la gracia de Dios!

Publicado: 2019-11-15

A veces me da la impresión que muchos envejecemos en vano. Como si no hubiéramos aprendido de los golpes. Muchos suelen jugar a mostrarse como parte de una «élite puritana intelectual principista», como si no supieran de la bosta política que existe detrás de ciertas posturas que se venden como «espíritus puramente democráticos». 

Muchos quieren de EVO un tipo casi perfecto, inmaculado, como si ellos lo fueran, como si todos lo fuéramos.

Quisiera ver a sus críticos en el lugar de Evo, con tamaña responsabilidad de dirigir un país tan, pero tan complejo como Bolivia, sin caer en cuenta lo que ha costado reivindicar social y políticamente a grandes sectores su sociedad, sacarlos de la pobreza extrema, darles voz, reconocer ciudadanía. Quisiera verlos luchando por proteger los recursos naturales de la voracidad de los grandes capitales, sin sucumbir ante ellos, como sí lo hicieron los presidentes delincuentes que hemos tenido en nuestros países.

Mediáticamente, muchos se suman a esas voces que quieren vendernos un Evo «criminal», «dictador». Y sin embargo, ese «criminal» no tiene sótanos de torturas, no tiene escuadrones de militares asesinos dirigidos y financiados con dinero robado; no ha regalado el país, no ha sido entreguista, no ha suscrito contratos lesivos al interés nacional. El dirigente cocalero, sabe bien lo que cuesta conquistar un derecho y por eso como presidente, le ha dado a Bolivia la posibilidad de reconocerse como un país plural. Tal vez su mayor defecto, su mayor pecado, sea ese: querer defender lo que sabe ha costado tanto trabajo conseguir y que nadie antes hizo en toda la historia de Bolivia.

Hoy vamos escuchando audios donde se evidencian planes de desestabilización y eso sólo refuerza mi sentir que lo que ha ocurrido, es un claro «golpe». Sería casi ingenuo no reconocer los escenarios que concurren (como si no supiéramos la larga lista de sabotajes que han ocurrido en nuestro continente), barnizados, claro está, de «principios democráticos». En este escenario, muchos prefieren defender su ‘prestigio personal’ por temor a mancharse, como si de alguna lucha, se pudiera salir limpio:

La policía se replegó diciendo que no dispararían contra el pueblo (claro, si ese pueblo era dirigido por Camacho y Meza) pero hoy disparan contra las comunidades que salen a protestar contra lo que consideran un «golpe». El ejército le retiró su apoyo al presidente sosteniendo lo mismo e «invitándolo» a renunciar, pero hoy hace rastrillajes a los que protestan. Ahí están los saboteadores con biblia en mano pisoteando, quemando símbolos y negando otras visiones de vida en un país caracterizado por su diversidad cultural. Ahí está la auto-proclamada «presidenta» que sin «quórum» y también con una biblia gigante en la mano, juró ante un parlamento casi vacío. Ahí está la complacencia de Trump, ahí está Almagro de la OEA quien antes de terminar el «conteo» emitió un comunicado llamando a desconocer las elecciones, sí, el mismo que acaba de ser expulsado del Frente Amplio del Uruguay por mostrar su complacencia a una posible invasión militar a un país de la región. Y es que cuando algo está tramado, cualquier pretexto puede ser válido si sus argumentos no pueden ser de índole «económico»; eran capaces de sacar a Evo hasta por no pronunciar correctamente algunas «consonantes».

Es mi sentir que quienes han visto afectados sus grandes negocios, además de mostrase intolerantes culturalmente (racistas) quieren destruir lo que se ha avanzado porque no responde a sus intereses y visiones de vida; no desean reconocer el derecho a la diferencia, a la autodeterminación, a la propiedad comunitaria, porque así ven frustrados negocios millonarios con fijación en los recursos naturales. Lamentablemente, estas protestas (planificadas desde hace tiempo según vamos enterándonos) han sido aupadas también por una juventud que no ha vivido lo que ha sido Bolivia antes de Evo. Ellos no saben lo que realmente significa tener un «dictador», esos que regalan la patria y la torturan de inequidad.

No deberíamos olvidar que bajo esta coyuntura, está en juego el ejemplo que ha dado Bolivia en los últimos años para afirmar derechos, voz y protagonismo ciudadano a las comunidades originarias para nuestro continente, y eso, es algo que estamos en el deber de defender con firmeza.

Con seguridad, Evo es un tipo lleno de errores, criticable, imperfecto (como muchos de sus adversarios, como todos), como es seguro también que lo que hoy ocurre, no se reduce a un reclamo de «demócratas puritanos con una biblia en la mano».


Escrito por

Jinresocialarte

Hijo de padres, abuelos y bisabuelos Cajamarquinos, bella tierra norteña que llevo en la mente y el corazón, junto a la patria toda.


Publicado en

Jinre

Otro sitio más de Lamula.pe