En 1973, Víctor Jara respondería una carta de invitación del Instituto Nacional de Cultura - INC del Perú. La invitación fue gestionada por el poeta peruano Arturo Corcuera. Jara escribió en los siguientes términos: «Si todavía hay tiempo y posibilidades, creo que podría permanecer allá alrededor de diez (10) días durante la segunda quincena de agosto o la primera de septiembre». Finalmente, su viaje se agendó para fines de junio dentro del ciclo: Nueva Canción Latinoamericana. Para dicho encuentro también se cursaron invitaciones a Alfredo Zitarrosa, Daniel Viglietti e Isabel Parra.

En Perú, Víctor se presentó en las ciudades de Lima, Chiclayo, Cuzco, Trujillo y Arequipa y en varias localidades de la sierra sur del país.

Una de sus principales presentaciones se realizó en el importante Teatro Municipal de Lima el día 30 de junio de 1973. Antes de entrar al escenario, Víctor concedió una entrevista memorable al músico, cantante, poeta e investigador de la música negra peruana Nicomedez Santa Cruz, de la cual quedaron varias frases y reflexiones hermosas que hasta hoy recordamos: «…yo soy un trabajador de la música, no soy un artista; el pueblo y el tiempo dirán si yo soy artista», dejaría como lección.

Víctor Jara llega luego a la ciudad del Cuzco. Allí conoció al antropólogo Marino Sánchez Macedo de quien Víctor escribiría para “La quinta rueda”: «Me enseñó a mirar a través de las milenarias piedras incaicas de Cuzco, Pikillacta, Sacsayhuamán y Macchu Picchu». Fue el peruano Marino Sánchez Macedo quien le tomó la afamada fotografía en que se ve a Jara posando sobre las piedras, empuñando su guitarra y con su poncho flameando venteado por los Andes.

Víctor relataría su experiencia en Perú en un artículo titulado “Las raíces del canto” - publicado en el nº 9 de la revista “La quinta rueda” – diciendo lo siguiente: «Aquí la cuestión es más tremebunda, porque las manifestaciones de izquierda son multifacéticas. Alcancé a contar casi veinte grupos revolucionarios. Algunos de ellos ‘tan revolucionarios’ que consideran las teorías de Mao, Fidel o el Che totalmente obsoletas. Logré enseñar canciones a grupos universitarios, tuve intercambio con compositores nuevos que ven en la canción comprometida el camino de salida a su vocación. Participé en un acto de solidaridad con Chile preparado por la CGTP. Intervine en un pleno del Magisterio, conocí personalidades de la música y la literatura. Dí alrededor de veinte recitales en teatros y lugares al aire libre», detalló Jara.

VÍctor ofreció también una de las presentaciones más memorables en Canal 5 de Panamericana Televisión, fechada el 17 de julio. En dicho recital televisivo fue presentado por el recordado periodista Ernesto García Calderón. Jara interpretó canciones como El arado, El cigarrito, Cuando voy al trabajo, El derecho de vivir en paz, entre otras. Esta sería la última vez que Víctor Jara ofrecería un recital completo y también la última en que pisaría un set de televisión.

Debo compartir una experiencia personal: El compositor e investigador peruano Manuel Acosta Ojeda me contó que Victor Jara cantó también en el local de SAYCOPE (Sociedad de Autores y Compositores Populares) ubicado en el viejo distrito del Rímac.

De regreso a su patria, Chile, el 11 de setiembre de 1973, el general Augusto Pinochet, apoyado por la CÍA y el gobierno de EE.UU. da un golpe militar contra el gobierno democrático del presidente Salvador Allende que desata una persecución criminal contra trabajadores, músicos, estudiantes universitarios, intelectuales, Etc. mujeres y varones que fueron apresados, torturados, asesinados con crueldad. Uno de esos hombres torturados y asesinados por la dictadura fue el cantautor chileno Víctor Jara.

En 1974, Joan Jara - la viuda de Víctor - le escribió una carta al poeta peruano Arturo Corcuera para preguntarle por el registro televisivo del que tenía noticias. «Cuando Víctor estuvo el año pasado en Perú parece que grabó un programa en la TV. Yo quisiera saber si ese video existe todavía, y si es así, si sería posible copiarlo y posiblemente ver si es factible enviarlo a Europa», escribiría Joan Jara. Ese fue el primer paso para recuperar tan valioso registro.

Aquel recital ofrecido en la televisión peruana sería el único registro fílmico de Víctor Jara. Las filmaciones que podrían haber existido en la televisión chilena, fueron destruidas por órdenes de la dictadura militar. El canal 5 (Panamericana Televisión de Perú) donde grabó Víctor, inicialmente fue un canal privado pero fue expropiado durante el régimen militar del general Juan Velasco Alvarado y puesto al servicio de algunas instituciones culturales del Perú, entre ellas, el INC (Instituto Nacional de Cultura) contexto que motivó la invitación para que Víctor Jara ofreciera un recital en señal abierta. Si bien el régimen de Juan Velasco Alvarado fue una dictadura, esta no fue auspiciada ni financiada por la CIA y los EE.UU. como sí lo fue la de Augusto Pinochet en Chile. Por el contrario, Juan Velasco era un militar opuesto a los intereses de empresas norteamericanas extractivas que operaban en Perú y bajo su junta militar no se desataron desapariciones, torturas ni asesinatos en masa contra opositores civiles. A diferencia de las demás dictaduras militares que ocurrían por entonces como la de Chile, Argentina, Uruguay, Etc. (todas apoyadas por EE.UU.) la dictadura militar del Perú jamás impuso políticas de desapariciones, tortura o exterminio masivo contra la población civil, por el contrario, recibió el apoyo de grandes sectores populares y del campesinado empobrecido, cansados de abusos ejercidos por parte de la aristocracia rural y del poder financiero. En 1975, ya enfermo, Juan Velasco fue derrocado por un militar de derecha como Francisco Morales Bermúdez, devolviendo el canal a sus antiguos dueños. El “Videotape” con el recital de Víctor, se salva gracias a la oportuna intervención de un trabajador que lo rescata, pues se pensó grabar encima un partido de fútbol, motivo por cual, aparece cortado en su parte final.

Dos datos importantes:

En Lima, Perú, en el distrito de Santa Anita, existe una calle (como homenaje) que lleva el nombre de Víctor Jara y que se ubica, precisamente, entre las avenidas “José María Arguedas” y “José Carlos Mariátegui”; qué mejores nombres de dos peruanos ejemplares para secundar la calle que perenniza la memoria del cantautor chileno. De igual modo, en el distrito limeño de San Juan de Miraflores existe otra calle que lleva el nombre de “Víctor Jara”, la misma está rodeada por otras dos que llevan el nombre de “Mercedes Sosa” y “Violeta Parra”. Podemos decir que en Perú la memoria de Víctor sigue viva y hermosamente secundada por los nombres de dos varones y dos mujeres admirables.

De origen humilde y campesino, Víctor Jara nació un 28 de septiembre de 1932 iniciando su carrera artística como integrante de teatro de mimos y del grupo folclórico «Cuncumén». Estudió teatro en la Universidad de Chile. Víctor Jara fue detenido el 12 de septiembre de 1973 por los militares que el día anterior habían derrocado al presidente chileno Salvador Allende. Fue llevado junto a otros miles de civiles presos a un estadio. En dicho lugar, que hoy lleva su nombre, fue torturado durante cuatro días, quemaron sus manos y las destrozaron con culatazos de fusil hasta que fue finalmente asesinado con 44 balazos. Su cuerpo fue abandonado y arrumado detrás de un cementerio junto al de otros cientos de asesinados siendo reconocido por su viuda, Joan Jara, el 16 de septiembre de 1973. Los militares obligaron a sepultarlo inmediatamente en una anónima ceremonia en la que sólo participaron su esposa y un amigo. Joan Jara, esposa de Victor, dejaría el siguiente testimonio al encontrar muerto a su esposo y compañero de vida: «Estaba torcido, tenía las manos quebradas y muchos impactos de bala… Fue torturado por funcionarios del Ejército y ejecutado por sus captores el día 15 de septiembre»

-Jinre-

(*)

Algunas fuentes:

-Web: arturocorcuera.pe

-Diario La Tercera de Chile.