ERNESTO NAVARRO DEL ÁGUILA
Sacerdote, poeta, músico y dramaturgo ayacuchano
Nació en Huanta, Ayacucho, en 1908. Fue sacerdote, poeta, músico, dramaturgo y columnista en las revistas culturales «Huamanga» (Ayacucho) y «Huaman Puma» (Cusco). Tocaba el piano, violín, guitarra, mandolina y compuso hermosos huaynos de estilo ayacuchano. Hombre de elevada cultura e intelecto, fue defensor del llamado «indio», de las tradiciones del poblador andino, denunciando las injusticias sociales de su tiempo. Escribió con el seudónimo de «Indio Enelda».
Nació en la ciudad de Huanta, Ayacucho, el 11 de noviembre de 1908 (1). Fueron sus padres, doña Amalia del Águila y Pedro Navarro. Inició sus estudios en su tierra natal continuando el cuarto y quinto de primaria en el Seminario de su región. El 16 de enero de 1920 ingresa al Seminario San Cristóbal de Huamanga (2) donde se destacó como estudiante, virtud a la que sumó otras como poeta, músico (tocaba el piano, violín, guitarra y mandolina) dramaturgo, orador y persona con gran dominio del idioma quechua.
Ernesto Navarro del Águila culminó sus estudios sacerdotales y se ordenó como subdiácono (clérigo que sirve en el altar) el 14 de junio de 1930, celebrando su primera misa el 28 de diciembre de 1930 en el Templo de la Compañía. En su labor pastoral, ejerció el sacerdocio en diferentes parroquias de la región Ayacucho recorriendo diversos pueblos de su jurisdicción. Con el tiempo, Ernesto Navarro llegó a ser nombrado rector del Seminario de San Cristóbal y también canónigo de la Arquidiócesis de Ayacucho. En su quehacer intelectual, fue miembro del Centro Cultural de Ayacucho y llegó a ser director de la revista “Huamanga” (3) entre 1949 y 1950, tribuna en la que publica algunos poemas: «El cura del Ande» y «Sayhualla rumi», entre otros artículos en los que dejaría sentada su identificación y defensa del denominado «indio», valorando la vida del poblador andino; fruto de esa sensibilidad, asume el seudónimo de «Indio Enelda» (4) con el que firmaría sus poemas, composiciones (canciones) y artículos diversos, tal como se deja constancia en la publicación de la Biblioteca Nacional del Perú «Catálogo de Seudónimos Peruanos» del tercer trimestre del año 1962 (página 7) y que fuera presentada por el historiador Alberto Tauro del Pino. En dicho catálogo oficial se consigna la siguiente descripción: Indio Enelda. Seudónimo de Ernesto Navarro del Águila en “Huamanga” (Ayacucho) y en “Waman Puma” (Cusco 1941 – 1942). De igual modo, escribió también obras teatrales insertando su nombre como dramaturgo dentro la historia del teatro ayacuchano.
Producto de una diabetes complicada con otros males, el padre Ernesto Navarro del Águila fallece el 28 de junio de 1971. (REBELIÓN. E. Naccha. Ed. Globovisión S.A. Pág. 10 – 28.09.2005)
A continuación, compartimos el siguiente poema:
SAYHUALLA RUMI (5)
Ritipa tiyanan chihuihuicc orccopi
sullcaylla sayacc, sayhualla rumi,
puyup intusccan Intillay chincaptin
huiccellay jina sullaylla, sullac.
(Traducción)
En la montaña reluciente de la nevada
estaba de pie sullcaylla, la apacheta,
cuando el Sol envuelto por la nube desaparecía,
mi lágrima rociaba, rociaba.
(Revista Huamanga, n.° 70, de 1946, Indio Enelda)
La admirada vena poética del padre Ernesto Navarro del Águila se vería coronada con una de sus máximas distinciones cuando participó en el concurso de poesía quechua con motivo del Cuarto Centenario de la Ciudad del Cusco en 1934, oportunidad en la que ocupó el primer lugar con el poema quechua titulado: «Achanccaray Ccoscoman», obra que le valió el reconocimiento a su talento literario en tierras cusqueñas no obstante haber nacido y ser cridado en lengua nativa de Ayacucho. A continuación, transcribimos el poema ganador de tan importante e histórica efemérides cusqueña (1934), versión que fuera publicada en la página 18 de la Revista Waman Puma:
ACHANCCARAY CCOSCOMAN (1934)
Ccolccampa churacuspam jhatun Ccoscco llaccta
napaycuy simita rimaycamurccayqui.
Rumi – Ccolcca patapi, urccup nucunmanta,
ccapacc Incap yupimpi yupinchacuycuspay.
Sapacc llacctamanta jamucc urpi jhinam
apu ccestayquipi muspaymananiracc,
riprallaycunata quichaymanarispa,
llacctallay taquita cconccaparicuspay.
Sonccoy ucunmanta cusi cuyayniyta
paccchacc yacuta jhina pahuachimuspaymi,
ccampacc unanchani cay taquillayta
jhatun muchaycuyhuan ullpuriycamuspay
Manamar ñoccachu cani, munaricuspapas
Misqui huaccacc anticc maquiypi huacchachicc
Ccampacc acllasca sumacc taquita
pim casccayquiman jhina unanchapunaypacc
Chiri sonccoyman jhina huacha taquillaytam
ccampacc unanchani, Apu jhatun Llaccta,
uyay jhuntamanta jhatun penccayniyocc
ccolla jarauicullaracc casccayman jhina.
Ccamyar chasquihuanqui pampachahuaspayqui
huiñay Ccoscco Llaccta, cay rimaycucuyniyta
misqui jarahuicu huaynayquicunahuan
ccollanan cayniquita ashuan taquicchispa.
Yuyainiymi nihuan: aman caminquichu nispa
jhatun runacunata ccosqoccayqui simihuan.
quiquillancup choccen cutirichicc jhina
allinllanchicpacc mañascca cachcaptin.
Ishacca sonccoyñataccmi, ccoccariricuspan
shinqui llaquita puni ucuyman huischumun,
cunan huata jhina ccapacc cayniquita
cuyachisccancuta yuya yuyarispan.
Tahua pachacc huatapiñas, jhayun Cccoscco lllaccta
ccamri muchurccanqui allpau sonccompi
chayjina unay llapa auccapa puruncharicusccan
llutan urccu, purun sacha, mauca allpa cacclla.
Chayñasya cunancca cuyay huahuayquicuna
muspay puñuymanta chaspiricuspaycu
huañuccña simitahuan causarichimuspa
llaqui taquita taquipayayquicu
utiycca manasya misti simipichu:
ququinchicpa maccacuy huarcuna rumihuan
manataccya yuracc runapa yuyayninhuanchu.
Jhinayar huaccachcasaccu mam imananchu
tahua pachac huatapi huarancca huaccasccayquita
chaypaccmar canicu jarahuicuyquicuna
llaquiqui, cusiqui yanapanaycupacc.
Manamar sonccuycumanchu tupan cusicuycuna.
huiñay jhatun Ccosco, ccapacc causasccayqui huata
puchucay chayamusccan yuyaymanasccancu
sinchi ccochucuyhuan huatachisuyniqui.
Ichacca cusicuypim ucuycu pacccharichcan
cconccascca pachamanta paccarimpusccayqui
cusicuy punchauniqui ccampacc ccallarisccan
cunan chayamuyta cunan huiñachisccayquihuan
¡Achanccaray huayta, huailla hichu tica,
Inticanchamanta, canchayhuan intuscca
cunan uramuspa, huichay causay huasi
mana puchucaccman, utccayman huicharichiychic
cay jhatun Llacctatam ticcsi muyuntimpa
ñahuin churamunan pucara Llacctata!
Ccamñatacc picaman, suni callpayquihuan
Huiñay Ccoscco Llaccta, riqcrayquita mastay
Inticanchamanta uramucc ticacunat
huari sayhuayquipi chasquiricapuspa
ccori ccellccayquihuan ccellccarinayquipacc
Tahuantin-suyupa huiñay ccoillor tican
achanccaray huayta unanchanayquipac;
allpap soncconmanta paccarisccayquipi
chayracc cunancuna riccharimuspayqui.
¡Jhanacc Pachamanta uramucc, ccapacc canchay
Yuyayllayta cancharimuy ccollanan yachayhuan
huiñay Ccoscco Llacctaman cay cuyay llaquiyta
pim casccanman jhina unanchapunaypacc
Muchaycusccayqui, huarancca huiñay ccollanan Llaccta,
Cconccor sayampa ccoscco chaquiquiman ullpuycuspa
jhatun cayniquita huarancca mancharispa
huari sayhuayquicunahuan tupunacucc cacclla
ccapacc cayniquihuan rimaycanacuspa
Chayñaman ripusacc cuyaccniqui Llacctaman.
Huaman-Ccapacc tiyampi, Aya-cuchucc caccman
ñaupa tutayquita cuchu chuycuspan.
Kúntur kanquimanta rapracharichispan
napaycuy simita Huanacauricama
ccampacc, Ccoscco Llaccta, Apu casccayquipi
apachimunanpacc huari urccuncunahuan
Kuntur Ccanquimanta Huanacauricama.
Human-Ccacca Llactamanta
ccam ccollanan Ccosccoman!
¡¡¡Muchaycuyhuan, munacuy ccapacc cachun,
Huiñay Ccoscco Llaccta!!!
INDIO ENELDA
(Runa - Simi, Huamanga)

Salvando el abismo y la complejidad que suele existir en el proceso de traducción de un poema quechua al idioma castellano, cumplimos con transcribir el poema “Achanccaray” que fuera traducido por la Sra. Begonia Silvestre en la Revista Waman Puma, registrado en la página 19 de la misma edición:
ACHANCCARAY, AL CUSCO
Postrándome en tierra, grandioso pueblo Ccosco,
mi palabra de saludo yo te dirigí
desde el “Arco” de piedra de la cumbre del cerro
pisando en las huellas del Inca soberano.
Siendo ave migratoria de la ajena tierra,
en tu nidal magno aun me confundo;
mis pobres alas apenas voy abriendo,
los cantos de mi tierra algo al olvidar.
Del fondo de mi corazón, mi alegre cariño
cual chorro de agua haciendo brotar,
a ti yo dedico este mi pobre canto,
con mi grande saludo venerándote.
No soy, pues, yo por más que quiero
quien en sus manos suena el sirix dulce,
para ti el bien escogido buen canto,
para como a quien eres, te pueda dedicar.
Cual de mi frío corazón, mi pobre canto
a ti yo dedico oh magno y grande pueblo,
lleno de mi rostro con gran vergüenza
de pequeño cantor que soy a la medida.
Tú, pues, me recibas perdonándome,
Eterno pueblo Ccoscco, este mi cariño,
con tu juventud y dulces poetas
lo glorioso que eres sosteniendo más.
Mi pensamiento me dice: no insultarás nunca
a los grandes con el idioma que te dieron
de sí mismos con el oro como quien responde,
siendo para nuestro bien prestado.
Pero si mi corazón revelándose
el dolor intenso a mi alma infunde,
como hoy, en este año, tu grandeza
lo que borraron, al recordar frecuente.
Ya cuatro siglos hace, oh grande pueblo Ccoscco
que sufriste tú bajo lóbrega tierra
en tanto tiempo por tus enemigos despreciado
como vil cerro, común arbusto, inútil escombro.
Ya por eso ahora tus hijos queridos,
de sueños y pesadillas sacudiéndonos
y nuestro idioma muerto haciéndome resucitar
cantos de pena te entonamos,
eso sí en lenguaje del misti:
pero sí, siempre en nuestro quechua,
cual con nuestras propias armas de piedra
ni tampoco de gente blanca con la mente.
Así, pues, estaremos llorando, no importa
lo que en cuatro siglos mil veces lloraste;
para esto somos tus poetas,
tus penas y alegrías para ayudarte.
A nuestro corazón, pues, no cuadran los goces,
eterno y grande Cusco, y tus gloriosos años
el fin que llegara lo que recuerden
con grandes regocijos al aniversarte.
Pero, sí, en alegría nuestras almas rebozan
de la región del olvido que resucitas
de tus días de alegría para ti el comienzo
con la llegada de hoy que engrandeces.
Oh flor achanccaray, y flor de paja robusta
de la mansión del Sol, rodeadas de luz,
descendiendo hoy a la superior mansión de la vida
de eterna duración, prontamente elevad
a este grande Cusco que del orbe entero
atrae las miradas como pueblo monumental.
Y tú, prontamente, con abundante fuerza,
eterno pueblo Ccoscco, tus brazos extiende
de la mansión del Sol las flores que descienden
para en tus gigantes monolitos recibirlas,
los grabes en ellos con carácter de oro.
Para los Tahuantinsuyu su flor de luz
la flor de achancaray puedas consagrar
del seno de la tierra en tu resurrección
con lo que recientemente despiertas hoy.
Magnífica luz que desciendes del cielo
alumbra mi pensamiento con divina inspiración,
al eterno pueblo Ccoscco está mi inspiración,
al eterno pueblo Ccoscco está mi canción,
para como a quien es, la pueda dedicar.
Yo te saludo, apoteósico pueblo milenario,
sobre mis rodillas al pie de tus muros postrado
tu inmensa grandeza mil veces venerando,
con tus gigantescos hitos, cual si me midiera
después de convenirme con tu magnificencia.
Ya entonces partiré hacia el pueblo que te quiere
hacia el pueblo que al pie de la peña de halcones
es el autopsiante de los muertos;
tus pasadas noches en asiduo autopsia
desde el kun’ur-kanki poniéndole alas
su verbo de saludo hasta el Huanacauri
para ti, pueblo Ccoscco, en tu grandeza
te pueda enviar en sus gigantes cumbres
desde el kuntur-kanki hasta el Huanacauri,
de peña de halcones el pueblo, a ti, divino Ccoscco.
Y, salve y amor para ti sea,
eterno Ccoscco.
INDIO ENELDA
Ciudad de Cusco, 13 de junio de 1934.
Poema (traducido) premiado en el concurso de Literatura Kechua, en el IV Centenario del Cusco.

Entre los años 1944 y 1945, se desarrolló la Campaña Nacional de Alfabetización dirigida a la población analfabeta post-escolar entre los 16 y 40 años de edad. Por tal motivo, los cursos en las escuelas estimularon la participación del estudiantado para dicha tarea. La campaña en mención generó una buena cantidad de obras de teatro en quechua dentro de la región Ayacucho. En ese contexto, en el Colegio Nacional se representó una obra del sacerdote Ernesto Navarro del Águila, titulada «Ñawinchakuy» - «La alfabetización» - (Durston A. «El teatro quechua en la ciudad de Ayacucho, Perú, 1920-1950»).
Al ocuparnos de la vida del sacerdote Ernesto Navarro del Águila, llamó nuestra atención un artículo publicado el 18 de setiembre de 2005 en el diario Rebelión de Ayacucho bajo el título “EL GRAN COMPOSITOR PLAGIADO, Ernesto Navarro del Águila”, escrito por el Sr. Eutemio Naccha. El artículo en ciernes describe al padre Ernesto Navarro del siguiente modo: …cumpliendo su misión sacerdotal, supera la concepción peyorativa que se tenía del indio erigiéndose como convencido defensor del indio (…) Igualmente, plasmó su avanzado pensamiento en el huayno “EL HOMBRE” de profunda concepción filosófica. En el transcurso de su vida tuvo una vasta producción literaria tanto en castellano como en quechua, la mayoría de ellas inéditas a consecuencia de haber sufrido la sustracción de los manuscritos que lamentablemente no pudo recuperar, entre ellas, «Mi maestro», «Mamallay», «Coca Quinto», «Rasuhuillca» y «Alma de Ayacucho». Después del fallecimiento del sacerdote Navarro del Águila sale a la luz «El Hombre», «Amalia» (Con el título cambiado de «Lucía»), «El Hermano» (…) El deceso de su hermano, el Dr. Víctor Navarro del Águila, le impulsa a componer el huayno «El hermano» en el que expresa su profundo sentir por la ausencia física del respetable folclorista. (REBELIÓN. E. Naccha. Ed. Globovisión S.A. Pág. 10 – 28.09.2005).

Con relación a esta última referencia, debo agregar que en una entrevista que realicé al dramaturgo Sr. Eduardo Navarro Ibáñez (Hijo del antropólogo Víctor Navarro del Águila) (6) este recordaba con emoción lo que su familia describía, es decir que: su tío Ernesto y su padre Víctor Navarro del Águila, se querían entrañablemente, «cultivaban una complicidad, un amor mutuo excepcional», precisó. «Mi tío - el sacerdote Ernesto Navarro del Águila - fue como el mentor de mi padre Víctor y la persona que lo impulsó en el camino intelectual, del estudio; fue como su inspiración. Y es que mi tío Ernesto, además de sacerdote, era un hombre culto, inteligente y virtuoso… la temprana muerte su hermano menor (mi padre Víctor) lo destrozó anímicamente».
«Víctor Navarro del Águila reconoció en vida al canónigo Ernesto Navarro del Águila (su hermano), Alcira Ibáñez (su esposa) como soportes para el desarrollo de su trabajo intelectual, científico y social» (Ibáñez E. Centro Peruano de Teatro CPT. Homenaje por el Centenario del Nacimiento del Dr. Víctor Navarro del Águila) (7)
En otro momento, don Eduardo Navarro Ibáñez me explicó que la persona que había infundido rectitud y una formación responsable a los hermanos Ernesto y Víctor Navarro del Águila, fue su madre, doña Amalia del Águila Navarro. «La abuela Amalia se había propuesto que sus hijos sean bien educados y respetados; tal vez no quería que sufrieran las marginaciones que ella pudo sentir en su vida como mujer quechua-hablante. Por eso, a su hijo mayor, Ernesto, lo motivó a ingresar al Seminario San Cristóbal de Ayacucho para que sea sacerdote (Sabiendo que los sacerdotes estudiaban latín y otras materias, además, porque estos solían ser muy respetados dentro de la sociedad); y a su hijo menor (Víctor), lo incentivó a ingresar a la universidad. Es sabido que mi abuela Amalia era muy recta y que impartió a sus hijos una formación y disciplina que podríamos llamar, casi prusiana…», agregó Navarro Ibáñez.
En otro artículo publicado en la Página Cultural de la revista CENTRAL el 30 de agosto de 2006, el articulista Eutemio Nacccha Alca, escribe sobre el padre Ernesto Navarro del Águila: Las cruentas consecuencias de la Segunda Guerra Mundial con millones de judíos asesinados por la nazis, así como por las fuerzas aliadas que concluye con el lanzamiento de las primeras bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki, del estado de Japón en agosto de 1945, calan profundamente en el espíritu humanista del Filósofo y Literato Ernesto Navarro del Águila para componer su poema cumbre «El Hombre» en 1945, musicalizado luego con tono de huayno (…) Seguidamente, agrega: Tan duro fue el golpe que sufrió por la prematura desaparición de su hermano menor Dr. Víctor Navarro del Águila, ocurrido en la ciudad del Cusco en diciembre de 1948, (8) cuya ausencia física motivó a componer el huayno «Hermano». El Dr. Víctor Navarro del Águila, eminente hombre de letras, ocupó la cátedra de Historia del Perú y Arqueología Peruana en la Universidad San Antonio Abad del Cusco y posteriormente la Cátedra de Folklore y Arqueología en la misma universidad (…) cuya preocupación legó a cimentar a sus discípulos doctores Efraín Morote Best y Josafat Roel Pineda, quienes continuaron con la tarea.

En otro apartado, Eutemio Naccha precisa: Para la señora Amalia Del Águila, constituyó una alegría indescriptible la ordenación sacerdotal de su hijo Ernesto, induciéndole este grato acontecimiento a confeccionarle un poncho para cuando fuera nombrado párroco en alguna provincia o distrito (…) con tal fin (…) cumple con regalar ese hermoso poncho a su idolatrado hijo. Este noble gesto de su progenitora, toca la fecundidad de su pensamiento de sacerdote y compositor para escribir el huayno «Punchullay». Con elegancia y madurez humana, dedica con naturalidad el huayno «Amalia» («Lucía») a su señora madre doña Amalia del Águila Navarro, ponderando la personalidad y gratificando la noble y sagrada misión de ser madre. (E. Naccha. Central. 2006. Pág, 08 Página Cultural) (9)
De los párrafos que preceden, Eutemio Naccha sostiene que el wayno «El Hombre» habría sido compuesto por el sacerdote Ernesto Navarro del Águila alrededor de 1945, dentro de la atmósfera de la Segunda Guerra Mundial. Agrega asimismo que el huayno «Hermano» habría sido escrito también por el padre Ernesto Navarro del Águila con motivo de la muerte de su hermano Víctor ocurrida en 1948. Según lo descrito, para 1945 y 1948, el Sr. Ranulfo Fuentes (a quien hoy se atribuye la autoría de dichas canciones) habría tenido entonces la edad de 5 y 8 años, respectivamente, según datos biográficos recogidos.
Como complemento de información, podemos agregar que el Sr. Eutemio Naccha (autor de los artículos citados) falleció hace algunos años; Naccha, fue profesor de escuela primaria y, además, vecino de la familia del sacerdote Ernesto Navarro del Águila, según nos confirmó el músico Ernesto Camassi.
Otra publicación que llama nuestra atención en torno a la vida y obra del padre Ernesto Navarro del Águila, es la que se detalla en el libro: «Historia del Huayno Huamanguino», escrito por el reconocido músico ayacuchano Ernesto Camassi Pizarro, miembro del famoso Trío Ayacucho, publicado en el mes de julio del año 2007. En dicho libro, el autor hace mención a una gran cantidad de músicos, autores, cantantes e instrumentistas ayacuchanos. A este respecto, Camassi Pizarro escribe en la página 200 lo siguiente:
9. Ranulfo Fuentes Rojas, mandolina y composición. Nació en la comunidad de Punki, distrito de Anco, provincia de La Mar el 18 de noviembre de 1940. (10)
Es un prolífico compositor y poeta en Kechwa, idioma que domina a la perfección, más que el español. Desde los años 90 del siglo pasado, varias personas mayores han puesto en entredicho y declaran que sus “composiciones”: “El Hombre”, “Lucía” y “punchullay”, no son de él, sino, del finado sacerdote y poeta Ernesto Navarro del Águila, “Indio Enelda”, ¿Cuáles son los argumentos válidos de estas personas, para dudar de la capacidad intelectual de Ranulfo Fuentes para haber creado estos temas?
Primeramente, dice uno de ellos – profesor Eutemio Naccha – que él y su familia fueron vecinos del sacerdote en Santa Teresa y que desde niños escucharon cantar y tocar al piano los mencionados temas. Según el testimonio de Naccha, estamos hablando del año 40, cuando él era un púber y Fuentes Rojas recién había nacido.
Segundo, dicen los que más cercanos fueron del padre Navarro, ante la pregunta de dónde tenía guardado sus poemas, (…) él les manifestaba textualmente así: “Petacachantintam suwaruwan” (“Me han robado petaca y todo”) Al respecto, otros manifiestan que el tiempo que el padre Navarro fue párroco de la iglesia de San Miguel, Ranulfo Fuentes pudo haber sido su muchacho de servicio (en la iglesia indicada) (…)
Este entredicho ha llegado a salpicarme (…) en otras palabras, Fuentes y sus allegados piensan que el autor de todo este intríngulis soy yo (y), como se trata de llevar más luces al entredicho y llegar a la verdad, voy a manifestar mi testimonio sobre el asunto en las siguientes líneas:
1°. Conozco a Ranulfo Fuentes desde estudiante secundario, el año 62 cuando él tenía 22 años, primero como auxiliar de educación, y cuando concluí mis estudios en la Universidad de Huamanga, como su profesor de lengua y literatura en el 5° de secundaria en el Colegio Vespertino para adultos “Ciro Alegría”. Por lo tanto, puedo dar testimonio de su personalidad y capacidad intelectual, con mayor imparcialidad que sus áulicos del Círculo de Escritores de Ayacucho.
En ningún momento había dudado de la autoría de Fuentes de los mencionados temas, hasta el año 90. (…) Para demostrar lo afirmado refiero que cuando los Hermanos García Zárate grabaron “El Hombre” el año 1973, en el LP “Sentimiento Morochuco” y lo consignaron en el surco 4 del lado B, es decir, como un relleno más, como decíamos en el argot de esos tiempos. Desde ese año nadie había reparado sobre su existencia. Yo quise rescatar del anonimato ese huayno, principalmente por su contenido social y porque se trataba de la "composición” de un hombre que fue mi alumno y grabarlo en la nota correspondiente.
2. Un día que nos encontramos, posterior al Sesquicentenario de la Batalla de Ayacucho, yo le manifesté a Fuentes que los García habían grabado su tema en una nota que no les correspondía, y que el énfasis de mensaje era pobre; y que en mi próxima grabación yo incluiría su tema y lo grabaría en su nota correspondiente. Ante lo manifestado, él me dijo que inclusive habían omitido grabar una cuarta estrofa, es decir, era una grabación incompleta. Me prometió entregar las letras completas, y así lo hizo. Esta conversación se desarrolló el año 1978, estábamos ad-portas de la Lucha Armada.
3. Lo grabé con sus 4 estrofas y su fuga, en FA sostenido, me refiero al Trío Ayacucho (…)
¿Eso hubiera hecho un artista que, según versiones que le atribuyen, le quería echar lodo a su capacidad creadora? (…)
4. Mis dudas sobre el verdadero autor del mencionado huayno, son posteriores a esa fecha; reitero, yo no inicié esta campaña. Estas dudas se basan en lo siguiente:
El año 2004, ante la insistencia de publicaciones locales, radiales y comentarios de la ciudad, mi ex alumno (Fuentes) me citó una tarde para conversar sobre el problema y demostrarme con documentos que todo lo dicho era una patraña, producto de la envidia de algunas personas. Nos reunimos en un local del Jr. Lima, donde me mostró “los documentos” que respaldaban sus creaciones.
En primer lugar, el “documento” era un “block” de notas, “espiralado” (…) en ese cuadernillo, estaban registrados de puño y letra del interesado, diversas composiciones, menos “El Hombre”. Como el cuadernillo no estaba numerado, calculo que más o menos a la mitad de su uso encontramos en la hoja izquierda el huayno “Lucía”, que los defensores del padre Navarro dicen que el título original era el nombre de su madre “Amalia”. Esta copia tenía las siguientes características: fecha 1986, escrita con lapicero azul, continuaba en la página de enfrente (derecha) de la mitad para abajo cuya fecha era 1964. Ante la pregunta de ¿Cómo era posible que en la página precedente estuviera copiado un huayno veintidós años posterior al huayno de la siguiente página? No obtuve respuesta coherente. Reitero, nunca me mostró una copia del huayno “El Hombre”, ni en ese cuadernillo ni en ningún otro documento. (E. Camassi. Historia del Huayno Huamanguino. Ed. Altazor. Pág. 200 al 208. 2007)
El 24 de junio de 2024 realicé una entrevista al maestro Ernesto Camassi (fundador integrante del conocido Trío Ayacucho) (11) y ante mi consulta sobre estos hechos, me manifestó que se reafirmaba en las dudas que había planteado en su libro «Historia del Huayno Huamanguino» en relación a la verdadera autoría de los huaynos «El Hombre», «Amalia» («Lucía») y «Punchullay». «Hoy, me reafirmo mucho más que cuando escribí ese libro», me dijo. Agregó además: «Ranulfo nunca me mostró ningún papel ni nada que contenga o pueda indicar que él escribió el huayno «El Hombre», tal como me prometió; cuando le insistí al respecto, él sólo atinó a decirme que lo había escrito en una hoja suelta y que en algún momento se le extravió», señaló Camassi.
«Ranulfo estudiaba en un colegio para adultos, yo fui su profesor… por eso lo conozco muy bien… y debo decir también que él domina muy bien el idioma quechua, pero su dominio del castellano no está a la misma altura de su lengua materna». Adicionalmente, Camassi nos cuenta que conoció personalmente al sacerdote Ernesto Navarro del Águila: «Yo trabajaba como profesor en el colegio Mariscal Cáceres y en ese mismo momento, el padre Ernesto Navarro trabajaba también como profesor del curso de Religión, o sea, éramos colegas profesores de la misma escuela… pero, cuando lo conocí, su salud ya estaba resquebrajada, sufría de diabetes». Camassi finaliza la entrevista diciendo: «El padre Ernesto Navarro del Águila fue un hombre culto y, además, buen músico, tocaba piano, violín, guitarra… yo lo vi tocando algunas veces».
Por otro lado y, como complemento a lo esbozado, con fecha 15 de junio de 2024 realicé una entrevista a la Dra. Luzmila Soto Rojas de Book , (12) nacida en Ayacucho en 1938. Doña Luzmila, quien además de maestra de educación tiene la especialidad de «Restauración de templos», es sobrina del sacerdote Ernesto Navarro del Águila, pues su madre, doña Francisca Rojas de Soto, era prima del padre Ernesto. Luzmila Soto de Book, persona mayor de ochenta y seis (86) años, pero de gran lucidez y firmeza, me contó entre otras cosas que fue madrina de la gran cantante Nelly Munguía, muy amiga del maestro Raúl García Zarate y que por sus tareas como educadora llegó a conocer al amauta José María Arguedas. Como parte de esta entrevista, doña Luzmila Soto nos contó con determinación y lujo de detalles que ella recordaba con claridad que de niña escuchaba a su madre (Francisca) cantar junto al sacerdote Ernesto Navarro del Águila los huaynos «El Hombre» y «Amalia» («Lucía»). «Yo escuché cantar cientos de veces esas canciones - y otras más - a mi tío Ernesto y a mi mamá… eran reuniones muy lindas». Ante la pregunta de si el padre tocaba algún instrumento, doña Luzmila me respondió: «El padre Ernesto (mi tío) tocaba piano, guitarra, violín y mandolina hasta donde yo recuerdo». En otro pasaje de la entrevista, doña Luzmila nos manifestó su enorme admiración por el padre Ernesto Navarro a quien reconocía como hombre culto, gran orador y muy solidario con las causas justas en defensa del campesinado, del llamado «indio». «Él me quería mucho, un día me dijo que me iba regalar los libros de su biblioteca… era un extraordinario poeta, un noble ser humano… solía hacer bellos acrósticos para regalar a las personas que quería…». En otro momento, doña Luzmila Soto nos contó que conoció también a doña Amalia del Águila (madre de Ernesto, Víctor y Consuelo Navarro del Águila) «Ella era una señora de carácter muy firme, era algo “gorda”, de figura imponente».
Frente a lo descrito en las líneas que anteceden, debemos señalar que el testimonio de doña Luzmila Soto de Book es el primero de carácter personal y presencial que da cuenta de que vio y escuchó personalmente cantar en su casa al padre Ernesto Navarro del Águila junto a su madre Francisca Soto los huaynos «El Hombre» y «Amalia» («Lucía»). Finalmente, doña Luzmila nos dijo lo siguiente: «La última vez que yo vi a Ranulfo Fuentes en el restaurant «Mi Arequipa», fue antes de la pandemia y ahí mismo le dije: ¡Hasta cuándo vas a seguir con esa mentira… si quieres hacerte famoso hazlo con tus cosas, no con canciones de otras persona; tú sabes muy bien que esos huaynos son del padre Ernesto… pero él volteó la cara y no me dijo nada. Perdóname – me dijo - pero yo trabajo en temas de Educación y estas cosas realmente me indignan, no sólo porque no está bien hacer eso, sino porque se trata de un gran hombre a quien yo respeté y admiré por su inteligencia, como es el sacerdote Ernesto Navarro».
Un dato adicional y sorprendente que pudimos encontrar en el proceso de culminación del presente artículo, es el que ubicamos en el libro de la investigadora Carmen María Pinilla, «Arguedas en familia – Cartas de José María Arguedas a Arístides y Nelly Arguedas, a Rosa Pozo Navarro y Yolanda López Pozo», página 62 – cuyo texto reza del siguiente modo: Eudocia Altamirano Navarro era hermana de Victoria Altamirano Navarro -madre de Arístides, José María y Pedro- y de Hortencia Altamirano Navarro. Cuando muere Victoria, Eudocia tiene una relación amorosa con su excuñado Víctor Manuel Arguedas Arellano de la cual nacen Carlos y Félix Arguedas Altamirano. La oposición del párroco de La Mar impidió que dicha relación se formalizara. Luego de muchos años, Eudocia se casa con Honorato Alarcón Altamirano. Eudocia fue profesora en Pampachiri y Huancaray. En Huancaray, tuvo estrecha vinculación con sus tíos Víctor Navarro del Águila y Ernesto Navarro del Águila (el último, sacerdote). (Pinilla, C.M. «Arguedas en familia – Cartas de José María Arguedas a Arístides y Nelly Arguedas, a Rosa Pozo Navarro y Yolanda López Pozo», página 62. Ed. Fondo Editorial PUCP. 1999). (13)
Del párrafo anterior, se puede deducir que el sacerdote Ernesto Navarro del Águila sería una suerte de «Tío-abuelo» del amauta José María Arguedas, toda vez que la madre de José María fue sobrina del sacerdote.
Ya en otro campo de análisis, una de las cosas que llamó nuestra atención fue un verso del poema quechua dedicado al Cusco que fuera escrito por el sacerdote Ernesto Navarro del Águila, (14) el mismo que resultó ganador del concurso de poesía quechua con motivo del cuarto centenario de su fundación el año 1934. Dicho verso - ubicado en el segundo verso de la penúltima estrofa del poema - reza del siguiente modo:
(…) sobre mis rodillas al pie de tus muros postrado (…)
Al leer esta línea, no pudimos evitar recordar que en el huayno «El hombre» existe un verso, que aunque con diferente intención, apela a las mismas figuras:
(…) de rodillas hechas llagas, que se postra al tirano (…)
Al finalizar este artículo, debo expresar que no hemos podido encontrar más información detallada sobre la vida del sacerdote Ernesto Navarro del Águila, a pesar de su innegable quehacer y producción cultural, musical y literaria, tanto en Ayacucho como en Cusco. Por más indagaciones que hemos realizado, no hemos encontrado fuentes escritas que hablen con detalle cronológico sobre su vida. Fue doña Luzmila Soto y don Ernesto Camassi quienes me mencionaron que el padre sufría de diabetes, dato que pudimos corroborar posteriormente con la búsqueda del Acta de Defunción correspondiente, la misma que adjuntamos al presente artículo. El Acta de Defunción en referencia describe que don Ernesto Navarro del Águila falleció a causa de Diabetes y Neomopatía el día 29 de junio de 1971 a horas 05:30 de la mañana en el Hospital Regional de Ayacucho, a la edad de sesenta y tres años; ocupación: Canónigo y, con estado civil: soltero; natural de Huanta, Huanta, Ayacucho y domicilio en el Jirón 28 de julio N° 516, siendo hijo de don Pedro Navarro Rojas y de doña Amalia Felícitas del Águila Munarriz. El Acta de Defunción, fue emitida con fecha 30 de junio de 1971.

Según nos refiere doña Luzmila Soto, Ernesto Navarro del Águila partió de este mundo casi olvidado y poco reconocido en su grandeza intelectual, pasando sus últimos días en el Hospicio de las Monjas de Santa Teresa, en Ayacucho, antes de su fallecimiento.
Al cumplirse cincuenta y tres años de su partida, sirvan estas líneas para motivar en el estudio sobre la vida y trayectoria de un hombre distinguido como el sacerdote ayacuchano Ernesto Navarro del Águila quien, en su peregrinar, plasmó su sensibilidad e inteligencia, su elevada vena poética y discursiva en las páginas culturales de su tiempo, así como en el cancionero tradicional de su tierra, afirmando su vocación por la defensa de los más desposeídos, de los campesinos, del llamado «indio», denunciando las injusticias sociales, expresando con orgullo sus tradiciones, su lengua materna – el quechua - y su derecho a la cultura propia bajo el seudónimo de: INDIO ENELDA.
NOTAS:
1. El año de nacimiento se ha deducido del Acta de Defunción de Ernesto Navarro del Águila emitido en 1971. Dicho certificado consigna su edad de fallecimiento a los 63 años. Por lo tanto, se deduce que el año de nacimiento sería en 1908.
2. REBELIÓN. E. Naccha. Ed. Globovisión S.A. Pág. 10 – 28.09.2005.
3. La Revista «Huamanga» tuvo vigencia entre 1934 y 1965. Espino G. «Harawinchis: Itinerario de poesía quechua contemporánea». Pág. 19. Ed. Escritura y pensamiento. (2022)
4. Indio Enelda. Seudónimo de Ernesto Navarro del Águila en “Huamanga” (Ayacucho) y en “Waman Puma” (Cusco 1941 – 1942). Boletín de la Biblioteca Nacional - Contribución al Catálogo de Seudónimos Peruanos. Tauro del Pinio A. Lima. Tercer Trimestre. Pág. 7 (1962) -
5. Poema tomado de la Tesis: «La pervivencia de la identidad cultural como memoria del tiempo moderno en Sonqup Jarawiinin, Umapa Jamutaynin, Runap Kutipakuynin de Kusi Paukar». Pág. 28. Óscar HUAMÁN ÁGUILA. UNMSM. (2017)
6. Entrevista personal realizada a don Eduardo Navarro Ibáñez por Jinre Guevara Díaz en el local del Centro Peruano de Teatro, dirigido por Navarro Ibáñez.
7. Documento emitido por el Centro Peruano de Teatro con ocasión del Homenaje por el Centenario de Nacimiento del antropólogo Víctor Navarro del Águila.
8. Victor Navarro del Águila, fue antropólogo investigador, murió en 1948 a la edad de 38 años.
9. Sr. Eutemio Naccha (autor de los artículos citados) falleció hace algunos años; Naccha, fue profesor de escuela primaria y, además, vecino de la familia del sacerdote Ernesto Navarro del Águila, según refiere el músico Ernesto Camassi.
10. En una entrevista realizada a Ranulfo Fuentes Rojas publicada en la página de la organización SERVINDI, Fuentes Rojas, precisa: Nací en Anco, La Mar, Ayacucho, el 30 de abril de 1943. Ernesto Camassi, sin embargo, dice en su libro que Fuentes Rojas nació en 1940. Se deja constancia de esta divergencia.
11. Entrevista realizada al maestro músico ayacuchano Ernesto Camassi vía telefónica, por Jinre Guevara Díaz.
12. Entrevista realizada a la Sra. Luzmila Soto, vía telefónica, por Jinre Guevara Díaz.
13. El texto citado corresponde al pie de la foto de Eudocia Altamirano Navarro, hermana de la mamá de José María Arguedas; o sea, tía del amauta JMA.
14. Se refiere al poema ACHANCCARAY CCOSCOMAN. Poema ganador del Concurso de poesía quechua con motivo del Cuarto Centenario de Fundación de la ciudad Cusco (1934), escrito por el sacerdote Ernesto Navarro del Águila.