El actual formato del grupo se presentó por primera vez los cuatro (4) viernes de noviembre de 1999 en el local de la recordada Sociedad de Autores y Compositores Populares – SAYCOPE, ubicada en la Av. Francisco Pizarro 334, en el distrito del Rímac, Lima, inicio que fue posible gracias el respaldo recibido por el maestro Manuel Acosta Ojeda, quien además fue el anfitrión y presentador de dichos conciertos.

Aquilatando diferentes experiencias musicales tanto personales como colectivas, Los Cholos abrazan la  búsqueda común de cada uno de sus integrantes coincidiendo en afirmar un proyecto que tenga como eje de su propuesta la indagación, estudio, afirmación y difusión de los diferentes géneros musicales tradicionales mestizos del Perú, reconociendo nuestra diversidad cultural; tarea compleja e interminable, empero, hermosa y tercamente asumida.

Teatros, cárceles, sindicatos, auditorios, Centros Culturales, parroquias, Clubes de Madres, Comedores Populares, universidades, Clubes Departamentales y Provinciales, Asentamientos Humanos, Marchas sociales, Plazuelas y las calles de ciudades, fueron los escenarios donde Los Cholos han ofrecido en todo este tiempo centenares de conciertos y presentaciones realizados desde un inicio de manera gratuita. Muchas giras al interior del Perú así como otras internacionales que han incluido países de Europa y Latinoamérica, son los espacios hasta donde ha sido posible llevar su trabajo musical siempre con perfil dialogante y didáctico. En ese camino, se sumaron también la realización talleres, clínicas y conferencias sobre las músicas del Perú y sus historias en diferentes festivales internacionales, centros culturales y universidades, etc.

Seis (6) álbumes de música peruana son los que han grabado Los Cholos hasta el momento: “Los Cholos, música y canto popular peruano” (2004) / “KACHKANIRAQMI” (2008) / El disco binacional realizado junto al Grupo Quimera de Ecuador: “Cerquita del corazón” (2010) / “Canciones de cal y canto” (2015) / “Charango cholo” (2018) y “Como agua del camino” (2022). El primer álbum fue posible realizarlo gracias al apoyo musical y hasta económico propiciado por la maestra Chalena Vásquez.

Son cuarenta y tres (43) los diferentes géneros musicales peruanos abordados dentro del trabajo musical y repertorio de Los Cholos en todos estos años. La tarea, sin embargo, sigue siendo (felizmente) tan interminable como hermosa.

En estos años, el trabajo de Los Cholos ha contado con el soporte en  producción  de July Sánchez Fuentes, pasando luego a contar con el apoyo de Karla Páez Avilés y, desde el año 2022, con el soporte de Gabriela Valenzuela. Los excelentes sonidistas con quienes han trabajado sus producciones musicales son Pepe Chiriboga y Dino Bibolotti. El trabajo de fotografía siempre estuvo a cargo del maestro de la fotografía Oscar Chambi Echegaray. Los pinturas que han acompañado las ilustraciones de sus álbumes, estuvieron a cargo de los maestros artistas plásticos: Orlando Ocampo y Augusto Capcha Rosales. Las presentaciones de sus producciones han contado con las reflexiones y la pluma de elevados referentes de la cultura peruana como el maestro compositor e investigador Manuel Acosta Ojeda, la musicóloga Chalena Vásquez, el maestro Luis Justo Caballero, el investigador Roberto Wangeman y el Dr. Rodrigo Montoya.

Ningún trabajo que pretenda erigirse sobre las herencias de la tradición oral, sobre las músicas heredadas de los diversos pueblos del Perú, puede construirse  ignorando  el aporte distinguido de quienes nos antecedieron, de las maestros y maestros que moldearon con una personalidad propia el alma de sus pequeñas patrias y naciones. En ese sentido, Los Cholos testimonian su gratitud a nuestra gente, a los llamados “anónimos”, a los nombres de mujeres y varones que nos llenaron de orgullo afirmando el derecho a la cultura propia con sus cantos de amor a la tierra, a su “apus”, celebrando la vida, levantando sus denuncias, izando sus banderas de esperanza.

Hace veinticinco (25) años, Los Cholos decidieron abrazar este camino sin más pretensiones que ser felices aprendiendo de nuestra gente, compartiendo cada lección asimilada en nombre de la vida y la belleza como sinónimo de justicia.