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JUSTO ARIZAPANA

El hombre reciclador que ubicó la fosa común de los estudiantes de La Cantuta

Publicado: hace 6 horas

JUSTO ARIZAPANA. Fue un reciclador, un obrero hurgador de los desperdicios, de la basura de nuestra sociedad… aprendió a vivir sin hacer daño a nadie con su pobreza material. En una de sus tantas madrugadas solitarias, Justo Arizapana divisó a lo lejos la silueta de unos hombres que enterraban presurosos unos bultos que no logró identificar con exactitud, mas, no evitó que entendiera que hacerlo en medio de la oscuridad y en aquel lugar desolado, implicaba que algo importante se pretendía ocultar. Justo, decidió esperar hasta que amanezca y sólo entonces acudió a aquel sitio pensando encontrar algún elemento, un desecho que le permitiera, como siempre, seguir sobreviviendo; pero en esa oportunidad, la vida le depararía una misión tan vital como inimaginable. A los pocos días, llegó a los oídos de Justo la trágica noticia: Nueve estudiantes y un profesor de la Universidad La Cantuta habían sido secuestrados y se encontraban no habidos. Los testimonios daban cuenta que fueron sacados violentamente de la vivienda universitaria por efectivos militares; eran días de la dictadura de Alberto Fujimori. 

Justo Arizapana - el reciclador - relacionó a aquellos hombres que en la distancia inquietaron su madrugada, con la suerte que podrían haber corrido los jóvenes y el profesor secuestrados; su corazonada, terminaría desenterrando la verdad. Justo - sin pedir nada a cambio - motivado sólo por su sensibilidad, sintió el deber de dar a conocer lo que sabía: Dibujó un mapa, un boceto del lugar donde aquellos hombres enterraron los extraños “paquetes” de madrugada y lo hizo llegar a un congresista. Aquel dibujo permitió finalmente la ubicación de la “fosa común” en donde miembros del ejército peruano habían enterrado los cuerpos ultimados y quemados de nueve jóvenes universitarios cuyas edades oscilaban entre los veinte y veinticuatro años, y del profesor de la Universidad La Cantuta. Este óleo (retrato), dedicado a Justo Arizapana, aquel obrero reciclador que se iluminó de “artista” y de solidaridad, fue realizado por otro artista conmovido por estos hechos: Ever Arrascue. Y es que, artista es quien, dibujando, comunicando, desentraña una verdad. Su imagen se encuentra en una de las paredes de la casa y me recuerda cada mañana el deber que tenemos como seres humanos para no dar paso a los actos criminales que ofenden la memoria de nuestra patria. Hoy, la “Ley de amnistía para policías y militares” asesinos, pretende dejar en libertad a los que ejecutaron aquel espantoso crimen. Justo Arizapana, aquel ser humano de vida precaria, de extrema pobreza, hizo suya la indignación y el dolor del prójimo. Me pregunto: ¿Por qué, quienes nacimos con mayores privilegios qué él no podemos estar a la altura de su inmenso desprendimiento y humanidad? Justo murió el 11 de junio de 2020.


Escrito por

Jinresocialarte

Hijo de padres, abuelos y bisabuelos Cajamarquinos, bella tierra norteña que llevo en la mente y el corazón, junto a la patria toda.


Publicado en

Jinre

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