JUSTO ARIZAPANA
El hombre reciclador que ubicó la fosa común de los estudiantes de La Cantuta
JUSTO ARIZAPANA. Fue un reciclador, un obrero hurgador de los desperdicios, de la basura de nuestra sociedad… aprendió a vivir sin hacer daño a nadie con su pobreza material. En una de sus tantas madrugadas solitarias, Justo Arizapana divisó a lo lejos la silueta de unos hombres que enterraban presurosos unos bultos que no logró identificar con exactitud, mas, no evitó que entendiera que hacerlo en medio de la oscuridad y en aquel lugar desolado, implicaba que algo importante se pretendía ocultar. Justo, decidió esperar hasta que amanezca y sólo entonces acudió a aquel sitio pensando encontrar algún elemento, un desecho que le permitiera, como siempre, seguir sobreviviendo; pero en esa oportunidad, la vida le depararía una misión tan vital como inimaginable. A los pocos días, llegó a los oídos de Justo la trágica noticia: Nueve estudiantes y un profesor de la Universidad La Cantuta habían sido secuestrados y se encontraban no habidos. Los testimonios daban cuenta que fueron sacados violentamente de la vivienda universitaria por efectivos militares; eran días de la dictadura de Alberto Fujimori.
Justo Arizapana - el reciclador - relacionó a aquellos hombres que en la distancia inquietaron su madrugada, con la suerte que podrían haber corrido los jóvenes y el profesor secuestrados; su corazonada, terminaría desenterrando la verdad. Justo - sin pedir nada a cambio - motivado sólo por su sensibilidad, sintió el deber de dar a conocer lo que sabía: Dibujó un mapa, un boceto del lugar donde aquellos hombres enterraron los extraños “paquetes” de madrugada y lo hizo llegar a un congresista. Aquel dibujo permitió finalmente la ubicación de la “fosa común” en donde miembros del ejército peruano habían enterrado los cuerpos ultimados y quemados de nueve jóvenes universitarios cuyas edades oscilaban entre los veinte y veinticuatro años, y del profesor de la Universidad La Cantuta. Este óleo (retrato), dedicado a Justo Arizapana, aquel obrero reciclador que se iluminó de “artista” y de solidaridad, fue realizado por otro artista conmovido por estos hechos: Ever Arrascue. Y es que, artista es quien, dibujando, comunicando, desentraña una verdad. Su imagen se encuentra en una de las paredes de la casa y me recuerda cada mañana el deber que tenemos como seres humanos para no dar paso a los actos criminales que ofenden la memoria de nuestra patria. Hoy, la “Ley de amnistía para policías y militares” asesinos, pretende dejar en libertad a los que ejecutaron aquel espantoso crimen. Justo Arizapana, aquel ser humano de vida precaria, de extrema pobreza, hizo suya la indignación y el dolor del prójimo. Me pregunto: ¿Por qué, quienes nacimos con mayores privilegios qué él no podemos estar a la altura de su inmenso desprendimiento y humanidad? Justo murió el 11 de junio de 2020.