La derecha peruana (cristiana, católica, creyente de Dios) aplaude que el Perú salga de la Corte Interamericana de Derechos Humanos - CIDH. Ignorante (como muchos) de cómo funciona la CIDH, celebra una Ley de Amnistía para militares y policías que hicieron mal uso del uniforme, que asesinaron niños, violaron sexualmente mujeres campesinas, quemaron, descuartizaron ancianos y asesinaron sin piedad a pobladores indefensos, pobres y quechua/hablantes en su mayoría; que desapareció y quemó cuerpos de estudiantes. La derecha peruana aplaude la liberación de estos asesinos a quienes ellos no perdonarían si las violadas y descuartizadas fueran sus hijas. La derecha peruana celebra la mentira, la farsa, el cinismo de un alcalde que puede decir cualquier disparate, robar, mentir, calumniar, burlarse con trenes chatarra y una falsa playa artificial hecha en piscina municipal y con arena de tarrajeo, celebrar contratos descomunales (con coimas bajo la mesa) sólo porque es millonario y blanco. La derecha peruana, celebra que coloquen como ministro de justicia a un mafioso que fue desaforado y que no hizo nada por combatir el sicariato, las extorciones y los asesinatos para vendernos la psicótica promesa de que “Keiko será la solución a tanta violencia” y, todo ello, mientras el Perú se sigue desangrando. La derecha peruana celebra que repongan a una fiscal que liberó a su hermana (Juez) investigada por recibir dinero del narcotráfico a cambio de liberar a capos narcotraficantes. La derecha peruana, cristiana, creyente dios y amiga del abusador sexual de menores, Cipriani y del Sodalicio, celebra que Dina mienta con descaro todos los días y que su régimen asesine a decenas de pobladores de la sierra sur, incluido niñas, adolescentes, a un médico que atendía a un paciente herido, a un mecánico que ayudaba a una persona que cayó baleado al costado de su taller, a una profesora en estado de gestación a quien dispararon en el vientre, a un jovencito que salía de trabajar limpiando lápidas de un cementerio y a un muchacho estudiante de cocina a quien un policía le disparó por la espalda a sólo dos metros de distancia un total de treinta y seis (36) perdigones que le destrozó por completo el aparato digestivo muriendo tras una dolorosa agonía de dos meses; a una adolescente que paseaba abrazada de su padre y a otra niña con uniforme escolar que como cada tarde ayudaba a recoger la mercadería de su mamá ambulante… La derecha peruana, creyente de Dios, católica, apostólica y romana, celebra que Dina los llame: “terroristas”. Yo no tengo ninguna duda, la derecha peruana no es buena, es de lo peor, no es humana, es indolente, auspicia el egoísmo, la indiferencia y se burla del dolor del pobre. ¡Dios nos libre de este tipo de creyentes!